En la interminable seguidilla de películas basadas en cómics, la nueva apuesta fuerte de Marvel viene con un grupo de personajes nuevos anclados en el universo de los Vengadores. Y la apuesta es realmente fuerte, porque con Eternals la idea era marcar una especie de antes y después desde muchos aspectos, no sólo en cuanto a cómics y personajes. Por un lado, con una directora recientemente oscarizada y que se caracterizaba en su corta filmografía por un cine de autor a simple vista difícil de relacionar con los tanques de Marvel y a quien por ejemplo se le permitió filmar en exteriores reales en lugar de usar tanta pantalla verde. Por el otro, se supone que tuvo tal libertad que hizo todo por solucionar lo que se le venía criticando a la interminable saga: hay personajes de todas las razas, hay diversidad también a la hora de presentar a un personaje sordomudo, otro es abiertamente homosexual con beso incluido en primer plano, y hasta hay una pequeña escena de sexo.
Si bien se nota el hincapié por hacer la diferencia, la galería de personajes nuevos permite que estas cosas sucedan de un modo menos forzado de lo esperable. Pero no deja de ser una película de superhéroes, con villanos genéricos que amenazan con destruirlo todo y alguna vuelta de tuerca que nos presenta otro rostro de personajes que se supone que creíamos conocer.
Eternals tiene un par de personajes centrales que no consiguen destacarse demasiado: Gemma Chan y Richard Madden entregan interpretaciones demasiado anodinas para la propuesta y protagonizan además una poco excitante trama romántica. Actrices icónicas a las que deseábamos ver quedan desaprovechadas: Salma Hayek y, en especial, Angelina Jolie, con una de las líneas narrativas más pobres a la que por suerte ella se entrega con convicción. En cambio, algunos secundarios como Kumail Nanjiani y Ma Dong-seok desprenden tanto carisma que una quisiera tenerlos más tiempo en pantalla, incluso en escenas importantes que se pierden.
La historia gira en torno a este grupo de “eternos”, diez personajes inmortales que vienen del espacio exterior y fueron designados al planeta Tierra para protegerla de unas criaturas depredadoras llamadas desviantes. Pero no tienen permitido alterar el curso más allá de ese aspecto y a lo largo de los siglos y milenios son testigos de cómo los humanos avanzamos lentamente y nos enfrentamos y destruimos sin piedad. Guiados en la Tierra por Ajak (Hayek), siguen órdenes de una misteriosa entidad superior, Arishem, un Celestial. Pero al vivir tanto tiempo sobre la tierra, estos inmortales comienzan a humanizarse, a sentirse uno más entre nosotros aun con la pequeña diferencia de que nunca envejecen y ven pasar los siglos de los siglos. Desperdigados a lo largo del planeta que parece haber encontrado cierta tranquilidad respecto de las monstruosas criaturas supuestamente erradicadas, éstas pronto reaparecen y lo hacen con una fuerza mayor que los lleva a reunirse una vez más, entre desencuentros y diferencias.
Algo curioso de la estructura del guion es que debe ser la película de superhéroes con mayor cantidad de flashbacks, y más de uno prescindibles. La película viaja constantemente entre tiempos y espacios y, si bien no lo hace confuso, sí la hace sentirse larga. Sobre todo en la primera mitad la historia tarda mucho en avanzar en su afán de querer desarrollar el mundo de todos estos personajes y sus entramados.
No vale la pena contar mucho más de la historia, en especial en esta época en que cada detalle puede ser considerado un spoiler para ciertas personas. A grandes rasgos, la película cuanto más genérica se torna también lo hace más aburrida. Los villanos monstruosos no tienen mucho más que eso para ofrecer. En cambio, entre las escenas que retratan algo así como la cotidianeidad de estos eternos en el planeta se pueden encontrar algunas más agradables y divertidas. Pero en sí estamos ante un film desparejo, amoroso, no tan novedoso como pretende ser en su forma aunque sí arriesgado dentro de sus límites (en Estados Unidos es la primera película de Marvel desde El increíble Hulk con Edward Norton en ser calificada para mayores de 13 años por contener sexo y violencia).
A Zhao se la nota incómoda y la edición parecería ir en contra suya, con cortes raros entre sus planos como si no la dejaran ser. Hay que reconocer también que casi todas estas películas podrían ser dirigidas por la misma persona, porque a la larga son los productores y el dinero los que mueven los hilos. Sí llama la atención que para ser una película de Marvel, que a diferencia de DC suele ser más colorida y alegre que solemne y oscura, hay pocos momentos de humor y no todos funcionan de la misma manera. Por eso capaz se extraña a los pocos personajes que consiguen estos momentos, porque sus apariciones son más breves de las que una quisiera.
Se puede percibir un trasfondo religioso con la historia de la creación del mundo, el universo, la humanidad. La referencia a Thanos, quien desplegaba más y mejores dilemas, y su famoso chasquido busca justificar la retardada aparición de estos eternos.
Eternals es un capítulo más de una saga que no parece tener fin incipiente. Es entretenimiento ligero que pretende abarcar demasiado, destacarse y presentar algo novedoso pero el resultado está por debajo de lo esperado y todo luce artificial e impostado. Al menos se aprecia que otras voces sean escuchadas y tenidas en cuenta; es un comienzo. Quizás no apta para quienes ya empiezan a saturarse de este tipo de propuestas.
Como siempre, no olvidar quedarse hasta el final final de los créditos.