Sueño o más bien pesadilla en la que el insólito destino del cadáver de Eva Perón es el disparador para estas historias en las que la presencia de ese cuerpo, de esa mujer, opera casi como una maldición. Es así que la muy teatral puesta, con escenarios generalmente sin paredes y la cámara retratando en círculos lo que sucede al interior de esos espacios oscuros, de destellos colorados, sólo separados por tules y cortinas, nos lleva a un territorio onírico, lindante con el cine de terror. Las referencias a momentos cruciales de la historia nacional podrían dar pie para que el no avisado se crea que esas cosas sólo suceden en la ficción y que efectivamente estamos ante una película de género. El resultado inquieta pero no conmueve, las actuaciones tienen un tono de exceso que se destaca sobre todo en lo que hace en un mal castellano Denis Lavant.