El maravilloso mundo del perfecto caos
El director eligió una sola noche entre las tantas imágenes que había captado de Charly García a lo largo de seis meses. Algunas escenas transcurren en el exterior, pero el eje central está en la sala de ensayo que estaba ubicada en Fitz Roy y Avenida Córdoba. En este retrato intimista, Charly se encuentra en pleno proceso creativo de la canción inédita que da nombre al film; tema que fue la antesala del disco “La hija de la lágrima”.
En este contexto se puede ver a la recordada María Gabriela Epumer; además de Alejandro Medina, bajista de la mítica banda Manal; Fernando Samalea y el Zorrito Von Quintiero.
En la hora que dura el documental, se muestra a un Charly muy distante al de hoy. Es el fiel reflejo del García controversial, del “Say no more”, aunque también en medio de esa locura, prevalece un dejo de melancolía que pedía a gritos un rescate, que finalmente llegó, pero años más tarde.
Hay escenas que inspiran a querer abrazar a ese Charly como cuando entona con ojos de niño una canción de The Beatles y se pone a jugar con poses para la cámara.
Alejandro Chomski tuvo la suerte de entrar a ese mundo íntimo, de captar el momento justo en que la inspiración invadía la cabeza de Charly y lo hacía repetir una y otra vez la misma estrofa, hasta encontrar el punto perfecto y aún así seguir durante horas. También logró darle una interesante mirada subjetiva, con planos un tanto “desprolijos” que dicen mucho del personaje en cuestión.
Una verdadera joya para archivar.