Dirigida y escrita por Alex Jablonskis, Fascinación es un documental que refleja la tercera edad de un modo honesto y simpático.
En Fascinación, la cámara al principio se fascina no sólo por Luis, el protagonista, un hombre ya mayor que vivió mucho y hoy está acompañado de sus perros y de su amigo durante casi cincuenta años, sino también por los objetos que inundan su casa, una cantidad increíble de reliquias que fue recolectando a lo largo de su vida, objetos de los que no pudo deshacerse, que guardan mucho valor económico pero uno emocional mucho mayor. Su amigo Paco le aconseja que es tiempo de deshacerse de algunos de ellos, que podrían ayudarlo a vivir mejor los últimos años de su vida, pero a él le duele dejarlos ir.
Si bien en cierto modo recuerda a situaciones vistas por ejemplo en el programa Cazadores de tesoros de History Channel, donde un par de hombres recorrían casas como las de este hombre buscando comprar objetos con mucha historia para luego revenderlas (y en general les cuesta y tienen que pelearla porque son personas como Luis, que acumulan por el valor que estas cosas tienen para ellos y les es muy difícil desprenderse de ellos), esa idea de los objetos es por donde parte un documental que después va buceando en otras temáticas. Así vemos no sólo a un Luis entusiasmado contando las historias de los objetos que lo rodean y de los cuales se siente fascinado, sin que le importe nunca el valor económico, para él son cosas invaluables, como aquellas que lamenta haber perdido por diferentes circunstancias de la vida; sino que también se es testigo de cómo es la vida de un hombre que siente que en su familia, en su historia personal, ya todos se fueron menos él, y queda solo.
La película parte entonces de las historias, primero de los objetos, luego las referentes a sus familias que el propio Luis va narrando, pero luego se enfoca en el retrato de esta amistad que sobrevivió tantas décadas, de la compañía imprescindible que pueden brindar unas mascotas; hasta tornarse más melancólica, perder un poco la simpatía inicial para derivar en la vejez, en cómo es ese último trayecto de una vida tan vivida.
Sin muchos artilugios, la cámara sigue y se enamora de Luis, de su eterna vitalidad, y va desarrollando estas relaciones que lo rodean –el fiel amigo, las mascotas, y finalmente quien en cierto modo sigue su legado-.