Favio, Crónica de un Director: réquiem para una leyenda
Este documental repasa profusamente la carrera de uno de los mejores directores del cine nacional, y lo hace con ayuda de sus más queridos colaboradores y material ilustrativo de primera mano.
Decir a estas alturas que la muerte de Leonardo Favio es una de las mayores pérdidas sufridas por el arte nacional no sólo es una obviedad sino una verdad a medias: la pérdida es a nivel mundial.
Las películas de Favio no fueron de las más taquilleras de la historia del cine argentino, sino verdaderas obras de arte en sí mismas, en las que se puede ver la tenacidad y la obsesividad con las que este realizador buscaba alcanzar la perfección de su trabajo.
Pero para decir esto, el director Alejandro Venturini ha reunido a una cantidad inusitada de familiares, colaboradores e interpretes para que cuenten sus experiencias junto al desaparecido cineasta.
Graciela Borges, Zuhair Jury, Juan José Camero, Juan José Stagnaro, Edgardo Nieva, Iván Wyszogrod, Maximiliano Gorriti, Diego Puente, Horacio Labraña, Nico Favio, son sólo algunos de los nombres que pasan frente a cámara, algunos de ellos muy conocidos y otros no tanto debido a que su labor se dio detrás de las cámaras.
Quizá los relatos más interesantes sean los del Jury, el hermano de Favio, por lo intimistas; el del músico Iván Wyszogrod por la genial explicación de lo que significan la banda sonora de un film y el de Edgardo Nieva por la intensidad emotiva que contienen sus palabras.
El documental hace un recorrido atemporal por alguno de los films más significativos de la carrera de Favio como Juan Moreira, El Romance de Aniceto y La Francisca, Nazareno Cruz y el Lobo y cuenta el detrás de la escena a fondo, lo cual y tratándose de 2 horas de metraje, en algún momento se puede poner pesada pero eso se atenúa con el interés que depierta conocer al hombre detrás del director.
Si es de los que disfrutan el cine hasta los últimos detalles, este documental reviste una importancia inusitada, y hasta casi se podría decir de vista obligatoria para todos aquellos que además admiraron su obra.