En el purgatorio
Lo mejor que se puede decir de Feliz Día de tu Muerte (Happy Death Day, 2017) es que es una propuesta entretenida, lo que indudablemente es un elogio enorme porque nos retrotrae a un tiempo -previo a las últimas dos décadas- en que gran parte del cine industrial era simplemente eso, disfrutable en tanto escapismo eficaz sin las autoreferencias huecas de la actualidad ni la pretensión de construir sagas eternas basadas en un par de ideas que encima se ejecutan con ineptitud y falta de verdadero amor por los géneros trabajados. Esta merma de calidad de los productos destinados al público en general, vinculada desde ya a una infantilización progresiva y una neutralización de todo sustrato conceptual revulsivo, por suerte no ha calado fondo en el nuevo film como director de Christopher Landon, conocido por ser el guionista histórico de la franquicia Actividad Paranormal (Paranormal Activity).
De hecho, la película que nos ocupa es su primer opus realmente potable como realizador porque sus tres intentos anteriores fueron de lo más desastrosos: aquí se redime -a partir de un guión de Scott Lobdell- ofreciendo una obra que unifica detalles varios del slasher, los dramas adolescentes y las comedias de campus universitarios; un combo que a su vez tiene por eje una estructura narrativa cíclica en sintonía con Hechizo del Tiempo (Groundhog Day, 1993), Triangle (2009), 8 Minutos antes de Morir (Source Code, 2011), Un Pasado Infernal (Haunter, 2013) y Al Filo del Mañana (Edge of Tomorrow, 2014). La protagonista es la atribulada Tree Gelbman, una chica interpretada por la hermosa Jessica Rothe, quien deberá revivir muchas veces el día de su muerte -nada menos que su cumpleaños- hasta descubrir la identidad del asesino, lo que quebraría esta espiral del espanto símil purgatorio.
La trama nos deja bien en claro desde el vamos que el personaje central no es una joyita de ser humano ni mucho menos: egoísta, soberbia y gélida, Gelbman es además borrachina, un tanto promiscua y en esencia se la pasa ninguneando, basureando y/ o manipulando a todos los que la rodean, sin importar sin son amigos, compañeros, amantes, desconocidos o su propio padre. Así las cosas, la presencia amenazante de un enmascarado que la mata una y otra vez, provocando el reinicio del martirio, la pone entre la espada y la pared obligándola a reordenar sus prioridades, lo que en términos retóricos significa escudriñar la generosa lista de sospechosos y al mismo tiempo tratar de mejorar su relación con su entorno y -en última instancia- consigo misma, aflojando un poco con el canibalismo emocional que la lleva a ir por la vida a puro hedonismo y sin apegarse verdaderamente a nadie en especial.
De manera continua la obra salta entre géneros con naturalidad y garantizando un fluir bastante interesante, evitando el fetiche contemporáneo centrado en abusar de la atmósfera opresiva y en alargar innecesariamente el acecho del psicópata de turno. No es que Landon sea un director talentoso ni nada por el estilo, el asunto pasa por la decisión de hacer los momentos graciosos muy graciosos y los terroríficos muy terroríficos, conjugando ambas aristas desde un espíritu clase B entre cándido/ sensible e irónico/ agresivo. Por supuesto que nada de lo anterior funcionaría en serio si no fuera por la estupenda labor de Rothe, toda una revelación que sabe cómo llevar adelante la metamorfosis de Tree, esa redención tan estereotipada como -en este caso- sutil y bien desarrollada. Lejos de la excelencia pero cerca de la astucia, Feliz Día de tu Muerte es un producto ameno que dignifica al horror…