Fenómenos que no asustan
En esta secuela de Fenómeno paranormal (Grave encounters, 2011), un grupo de amigos regresa al terrorífico hospital Psiquiátrico de Canadá para encontrarse con los mismos males que Lance Preston (Sean Rogerson) y su equipo de trabajo enfrentaban en la película original.
Alex Wright es un estudiante universitario convencido de que los hechos ocurridos durante la filmación de Fenómeno paranormal existieron realmente y se dispone a descubrir la verdad. Luego de conseguir la información necesaria para confirmar sus sospechas, Alex decide emprender un viaje hacia la supuesta locación del film en Vancouver, Canadá junto a sus amigos para dirigir la secuela y descubrir el paradero de Lance y los otros desaparecidos de la primera parte.
Siguiendo con el mismo esquema que veíamos en Fenómeno paranormal, en esta secuela todo está registrado por una o múltiples cámaras de video cuyo punto de vista en primera persona refuerza la idea de que el espectador se encuentra ante hechos verídicos.
A diferencia del primer film, que ocurre integramente en el hospital psiquiátrico, esta secuela se divide claramente en dos etapas: una primera que se concentra en la investigación que realiza Alex para descubrir el misterio que se esconde detrás de la película, y una segunda, que se lleva a cabo en el hospital.
Hasta el ingreso de los personajes en el establecimiento, los hechos se desencadenan de un modo coherente y hasta divertido en la búsqueda por parodiar al género de terror clásico (Alex se encuentra dirigiendo su propia película de terror clase B). Incluso se hacen menciones a films innovadores del género, como El proyecto Blair Witch (The blair Witch proyect), que además mantiene una estructura y una estética muy similar a la de Fenómenos Paranormales 2 (Grave encounters 2, 2013). Ahora, desde el momento en que los personajes ingresan en el hospital, la película va cayendo a pique hasta convertirse en una comedia.
A diferencia de la original, en donde los personajes no poseían ningún saber sobre el terror que los esperaba, en esta segunda parte Alex y sus amigos cuentan con la información necesaria para saber que allí suceden cosas horroríficas, y aún así insisten en ingresar al hospital de noche. Como consecuencia de esto, la empatía que el espectador sentía por Lance y su equipo, en este caso desaparece por completo y se remplaza por un: “se lo buscaron”.
John Poliquin y The Vicious Brothers, director y guionistas respectivamente, no aplicaron ningún factor novedoso que lograra diferenciarse de la primer parte, con personajes que corren igual de desesperados por el lugar, y con fenómenos paranormales que hacen su aparición de la misma forma que ocurre en la anterior, provocando un efecto cómico en el espectador.