Francesca

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

La nueva película de los hermanos Luciano y Nicolás Onetti, Francesca, es un ejercicio de estilo y una carta de amor al giallo.
Dirigida por Luciano Onetti y escrita junto a su hermano Nicolás, Francesca es una oda al giallo, aquel subgénero que creó Mario Bava y popularizó junto a Dario Argento. Como el giallo es muy propio de Italia -allí nació y vivió-, los Onetti sitúan su historia a contar en Roma. Situada, mas no rodada, ya que nosotros podremos identificar fácilmente escenarios como el cementerio de Azul en la provincia de Buenos Aires.

La trama es simple. Un par de detectives investigan a un asesino serial al mismo tiempo que encuentran una relación con una niña desaparecida hace varios años, hija de un famoso poeta experto en La Divina Comedia de Alighieri, a la que las notas del asesino hacen siempre referencia. No obstante, lo relevante en el film es el estilo.

Además de una saturada paleta de color, en la que siempre se destaca el rojo, Francesca demuestra mucho conocimiento y amor hacia el género. Así se producen también incontable cantidad de tomas desde la perspectiva del asesino, que ayudan a ocultarnos su rostro, o se permite ser más sangrienta en algunas de las escenas de muerte.

Todas estas decisiones estéticas, lo artesanal en la puesta de escena pero, también, por ejemplo, el hecho de que la película esté en italiano pero doblada, refuerzan esa sensación de artificialidad que a la larga le es propia al giallo también. No estamos ante una propuesta realista en lo absoluto pero dentro de ese mundo, de ese subgénero, la película funciona. A la larga, el giallo no tiene por qué tener lógica en muchas de sus cuestiones.

El guion es entonces más bien simple, de desarrollo lento aunque redondito, mientras en lo estético, en la fotografía, principalmente, el film desprende su mejor faceta. La resolución se siente apresurada, quizás como casi todas las películas de Dario Argento y en ese apresurarse se pueden perder algunos detalles.