Francia

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Nadie duda de que Israel Adrián Caetano es uno de los directores más importantes del cine nacional de los últimos diez años. Sus obras son personales, intimistas, pero sin nunca perder de vista el hecho de contar una historia ni llenar la imagen de estridencias. Lo suyo es la narración clásica, como un Howard Hawks o un Clint Eastwood latino. Y, al igual que los mejores narradores cinematográficos, jamás temió partir del cine de género para plasmar su visión de las cosas: Un Oso Rojo (el western urbano), Crónica de una Fuga (el suspenso y hasta el terror).

Mariana (Milagros Caetano, hija del director), una niña de doce años, vive una época especial. Para empezar, es hija de padres separados. Cristina (Natalia Oreiro), su madre, se las arregla trabajando como empleada doméstica para gente bien. Carlos (Lautaro Delgado), su padre, es un gris empleado de fábrica que se queda sin nada, debe tratarse psicológicamente por problemas de abuso contra sus mujeres, pero igual trata de hacer feliz a la niña. Si bien Mariana también debe lidiar con sus propios problemas —tiene inconvenientes escolares y no aprende a escribir bien porque se la pasa escuchando música en vez de leer, y se ofende cuando no la llaman Gloria—, aprenderá . Pese de todo, los tres hacen lo que pueden para seguir adelante, más allá de que, como reza el poema que aparece al principio en la película, no hay posibilidades de ir a Francia.

Como en sus anteriores películas, Caetano vuelve a mostrarnos personajes sobreviviendo en un mundo que los golpea de manera constante. Hay un paralelismo concreto con la mencionada Un Oso Rojo: la familia rota intentando recuperar lazos afectivos, un padre con cargos de conciencia, un grupo humano que n ose queja de su situación y continúa peleándola. Claro que aquí el tono es el de una comedia dramática (o, mejor dicho, un drama con elementos de comedia). No hay género más delicado que éste, y el director uruguayo supo estar a la altura y nos dio un film pequeño, con momentos muy duros y otros muy graciosos, siempre en el equilibrio exacto.

Por otra parte, en Francia hay una fuerte crítica al sistema educativo nacional, sobre tod en lo referente a colegios privados. Muestra cómo los directivos y los docentes suelen culpar a los alumnos de sus propias incapacidades en las aulas. Y cómo pretenden solucionar los problemas mediante psicopedagogos. Otros daros van dirigidos a las clases más altas, con su hipocresía y puntos oscuros que apenas pueden esconder.

Natalia Oreiro tiene el rol más naturalista de su carrera. Es muy creíble como una madre joven que debe criar a su hija prácticamente sola, aunque para ello deba limpiar los inodoros de los ricos (ricos aunque con problemas emocionales y tendencias suicidas). Y si bien se muestra estoica, suele sucumbir a los efectos del alcohol cuando la situación es desesperanzadora.

Lautaro Delgado también le da credibilidad a Carlos, un hombre vago y golpeador, pero que ama a su hija. Tanto él como Oreiro dan actuaciones invisibles, en el sentido de que parecen estar viviendo los acontecimientos, no representando un papel.

Pero la revelación pasa por Milagros Caetano. Se nota que el personaje fue pensado para ella: tierna, algo salvaje, muy imaginativa. Mariana / Gloria nunca supo el por qué de la separación de sus padres, ya que nunca nadie le explica las cosas. Pero no por eso dejará de querer averiguarlo.

También se destacan Mónica Ayos como una ex pareja de Carlos; Daniel Valenzuela en el papel del inefable psicólogo de Carlos; Violeta Urtizberea haciendo de maestra con pocas pulgas y Lola Berthet como directiva del colegio.

En definitiva, Francia está a la altura del o mejor de Caetano. Se sabe que para el futuro prepara un film de terror. Ya genera expectativa.