Disney nuevamente apuesta por ir más allá del clásico «felices por siempre» y otorga una secuela de Frozen (2013) para ver que es lo que ofrecen las vidas de Elsa (Idina Menzel) y Anna (Kristen Bell) en las tierras de Arendelle. Dirigida por Chris Buck y Jennifer Lee (directores de la primera Frozen) esta secuela se enfoca en expandir las vidas de las hermanas al igual que las tierras fantásticas.
De todas formas en ese intento de conseguir una expansión de mitos y pasados, utilizando relatos folclóricos de época, la magnitud del proyecto no encaja para deslumbrar a los espectadores. Estamos viendo un capítulo dos y supuestamente el enfoque de una nueva aventura es deslumbrar aún más, aumentar la vara de espectacularidad, pero Frozen II no lo logra a pesar de presentar un nuevo territorio fantástico llamado El Bosque Encantado… muy original ¿no?.
Lo que sí logra Frozen II es ampliar el espectro de desarrollo de personajes. La relación entre Anna y Elsa sufre una constante convulsión al mostrar lo que es vivir una vida normal de gobernadoras; los cruces, las dudas, la amistad y la prueba de lazos familiares se ponen en juego en una película rápida y directa, todo esto con infaltables números musicales que buscan llenar y cumplir el objetivo de terminar los 103 minutos. ¿Aprueban? sólo un par y lo hacen con mucha gracia (Lost in The Wood es una reminiscencia gloriosa de las baladas ochenteras al estilo de Chicago, Queen o REO Speedwagon) no obstante se puede agradecer que no vamos a tener un constante bombardeo de tonadas fronzeanas quemadisimas en esta temporada.
Un proyecto manoseado por cinco pares de manos – guionistas – que tiene grandes problemas para concluir situaciones. Frozen 2 tampoco innova y las situaciones genéricas se presentan a los manotazos, ¿qué gracia tiene seguir insistiendo con la historia de aquel sector olvidado mágico una y otra vez si las situaciones se resuelven de la misma forma una y otra vez? en Frozen 2 se vuelve a esta tediosa circunstancia y Disney no cambia caminos a pesar de tener todo el poder y el acceso para que esto suceda. Cinco pares de manos para terminar en la misma aburrida y conocida situación de siempre: el refrito.
Frozen II es una película ideal para la temporada si se pretende una diversión rápida y accesible con un enfoque a todas las edades. Queda relegada de ampliar la magnitud o la impresión mayor que se busca habitualmente en este tipo de secuelas; es un espectáculo «barrial», algo local, e intenta dar un lugar especial a sus personajes y en eso cumple, ahora bien… ¿eso realmente importa a esta altura? Valoración: Buena.