La saga de Shrek nos dio versiones más frescas e irreverentes de personajes de cuentos infantiles clásicos. Entre ellos, el Gato con Botas. El felino creado por Charles Perrault devino valeroso y carismático forajido, que sabe apelar a la lástima poniéndo cara de víctima, las pupilas dilatadas; el colmo de la ternura. Tuvo tanto éxito que por momentos opaca al ogro protagonista. Gran parte del mérito le corresponde a Antonio Banderas, que le pone voz y personalidad.
La estupenda repercusión del intrépido michifus quedó patente en su spin off, Gato con botas, y ahora, en su secuela. Gato con botas: El último deseo. Y justamente el concepto de “último” es clave: al comienzo del film, es consciente de que agotó ocho de sus nueve vidas. Una muerte más y será el fin de sus andanzas, el fin de su vida. Para peor, es acechado por la Muerte con forma de lobo siniestro (Wagner Moura). El retiro parece inevitable, por lo que se quita el vestuario característico y llega a una casa donde cuidan gatos. Pero la típica vida gatuna y la tranquilidad no son lo suyo. Se viste como siempre y sale hacia el Bosque Oscuro, donde yace la Estrella de los Deseos. Así tendrá la oportunidad de recuperar sus vidas y continuar enriqueciendo su propia leyenda. Pero debe lidiar con nuevos rivales que tienen el mismo objetivo, como una versión aguerrida de Ricitos de Oro (Florence Pugh) y los Tres Osos, y el Gigante Jack Horner (John Mulaney), poseedor de artilugios y seres mágicos en calidad de armas. Pero Gato con Botas tiene de aliados a Kitty Patitas Suaves (Salma Hayek Pinault), con quien no había quedado bien la relación, y Perro (Harvey Guillén), un canito ansioso de hacer amigos y de experimentar aventuras.
La película es todo lo divertida y humorística que promete, y con una estética novedosa. Sigue siendo una producción de Dreamworks Animation, pero el estilo remite menos a las clásicas películas de la empresa -incluyendo la película previa del Gato- y se acerca más a un comic o a un anime, con colores fuertes y secuencias vertiginosas. Remite a la propuesta de Spider-Man: Un nuevo universo, aunque la idea de sus creadores fue acercarse a la esencia de un libro de cuentos. Al mismo tiempo, sabe revelar su complejidad y profundidad. Hay conciencia sobre la muerte, pero también acerca de la vida, de lo que significa vivir y de quienes hacen que la vida valga la pena.
Gato con botas: El último deseo entretiene e invita a la reflexión, pero sobre todo, trae de regreso a uno de los más simpáticos y audaces héroes del cine animado moderno.