El fetiche por la caricatura.
En lo que respecta a las “comedias para infradotados”, Hollywood indudablemente ha tenido mucho para ofrecer a lo largo de las últimas décadas: en esencia hablamos de un subgénero que demostró ser muy redituable en taquilla y que por lo general se basa en premisas ingenuas, una estructura súper previsible, un inconformismo de cotillón, lenguaje soez, referencias escatológicas y un elenco de apellidos más o menos atrayentes para el espectador promedio de estos engendros. Podemos esbozar una tipología bien escueta que abarca las comedias estudiantiles, las románticas, las centradas en “bromances”, las de “superación personal” y las parodias de films y/ o cosmovisiones de determinada índole.
Cabe señalar que en el contexto actual quedaron en desuso la comedia de situaciones y la sustentada en gags, cuyas matrices pasaron a engrosar el catálogo de estas bazofias prototípicas. La mediocre Gracias por Compartir (Thanks for Sharing, 2012) nos ofrece la oportunidad de explicitar algunos rasgos de una mixtura “de moda” desde hace un buen tiempo, la que utiliza a la susodicha farsa de “superación personal” como armazón básico sobre el cual ir adicionando a posteriori elementos varios de la comedia sofisticada, los melodramas cínicos y los “bromances” más idiotas. Recordemos el cúmulo de basura que le debemos al palurdo de Judd Apatow, de quien por suerte no llegó a estrenarse demasiado.
La historia presenta en paralelo el devenir de tres hombres que forman parte de un grupo de apoyo para sobrellevar una adicción al sexo considerada un chiste de por sí: Adam (Mark Ruffalo) es el “carilindo” que inicia una relación con Phoebe (Gwyneth Paltrow), sin comentarle de su aflicción, Mike (Tim Robbins) es su mentor ocasional, un veterano malhablado con un vínculo traumático con su hijo, y Neil (Josh Gad) es un gordito socarrón que no puede controlar sus “inclinaciones”, léase el frotarse esporádicamente contra alguna que otra señorita. Resulta patético que el personaje más interesante sea Danny (Patrick Fugit), el hijo drogodependiente de Mike y único bípedo multidimensional de la película.
Prácticamente en la vereda opuesta de Asfixia (Choke, 2008), Shame (2011), Entre sus Manos (Don Jon, 2013) y la reciente Nymphomaniac (2013), todas obras maravillosas y similares a nivel temático, Gracias por Compartir nunca va más allá del retrato estéril de un padecimiento que a los ejecutivos de los estudios norteamericanos parece sacarles sonrisitas nerviosas. La necedad infantiloide, un elenco desperdiciado y la ausencia de novedades significativas se mezclan en una trama que sólo llegando al desenlace alcanza un atisbo de redención para luego volver al verosímil inerte de siempre. Hollywood continúa con su fetiche por la caricatura, aquí estirada a dos horas que se sienten en verdad eternas…