Desde el vamos, los cuentos infantiles tienen una esencia tenebrosa. Pretenden enseñar valores, pero no le escapan a los detalles más incómodos. Muchas adaptaciones suavizan las partes más oscuras, pero otras deciden potenciarlas con orgullo, como Gretel & Hansel: Un siniestro cuento de hadas.
El esqueleto argumental sigue siendo el de siempre: dos hermanitos se pierden en el bosque y llegan a la casa de una bruja que tiene planes horripilantes para ambos. Pero una vez más, la gracia está en la manera de ser contada. No es un capricho coyuntural que Gretel (Sophia Lillis) figure antes que Hansel (Sammy Leakey) en el título, ya que ella es quien tiene más peso en la trama. Aquí es una adolescente que debe cuidar de su hermanito de las injusticias que les tocan vivir por parte de los adultos que los rodean, incluyendo la madre de ambos. Además, cuenta con un don especial, y la bruja (Alice Krige) parece ser la única que puede guiarla.
G&H es la tercera película de Osgood “Oz” Perkins, luego de las muy atendibles The Blackcoat’s Daughter y I Am the Pretty Thing That Lives in the House. Además de ser hijo de Anthony Perkins, está demostrando ser uno de los nuevos nombres fuertes del terror actual. Su estilo se encuentra a medio camino de los golpes de efecto de James Wan y los climas opresivos de Robert Eggers y Ari Aster. De hecho, con su atmósfera sobrenatural que va in crescendo, varias secuencias remiten a La bruja, de Eggers, y a los mejores aspectos del folk horror. Sin embargo, Perkins evita la cita fácil y los recursos baratos para asustar, y siempre guarda bajo la manga algún giro sorprendente, sin tomarle el pelo al espectador. La única desinteligencia del director fue usar la voz en off de Gretel para sobreexplicar algunos pasajes, aunque eso no estropea el resultado final.
Sophia Lillis le otorga a Gretel algunos rasgos ya vistos en la primera parte de It: joven torturada que ante una situación extrema debe sobrevivir sacando lo mejor de sí. Eso no impide que el personaje sea creíble y rico en complejidad, de modo que uno no deje de preocuparse nunca por su arco dramático. En tanto, Sammy Leakey es un descubrimiento, mientras que la sudafricana Alice Krige nos recuerda que sabe componer a mujeres misteriosas, cautivantes, incluso letales, como en La maldición de los sonámbulos y Silent Hill, sin olvidar la extraña Institute Benjamenta, de los hermanos Quay.
Gretel & Hansel levanta la bandera de la extravagancia y la perversidad, y demuestra que, cuando hay creativos audaces detrás, las historias ya conocidas se sienten como nuevas.