La sensibilidad del extraño fue en parte una de las características que separó a Guardianes de la Galaxia (2014) del resto de películas/evento del universo cinematográfico de Marvel y de las películas de superhéroes en general. Guardianes ha encontrado -junto a Logan y Deadpool- una manera distinta de acercarse a un cine más preocupado por la taquilla que por el arte, pero sin perder corazón.
Este Vol. 2, es un film que logra soportar un volumen excesivo de narración (incluso para los estándares de Marvel) sin colapsar bajo su propio peso. Vol. 2 se siente como una película de Marvel independiente de sus obligaciones episódicas.
Todo lo bueno de Guardianes se lo debemos a James Gunn, ya desde la secuencia de créditos el tono de la película está planteado, al ritmo de “Mr. Blue Sky” de ELO. La pandilla espacial está en medio de un trabajo que los enfrenta a un pulpo interdimensional. Ese punto de partida los llevará a una serie de eventos que desembocan en la revelación del padre de Star Lord (Chris Pratt) como el mismísimo Ego (Kurt Russell).
Gamora (Zoe Saldana), Rocket Raccoon (voz de Bradley Cooper), Mantis (Pom Klementieff), Baby Groot (voz de Vin Diesel), Yondu (Michael Rooker) y Nebula (Karen Gillan) todos tienen momentos para lucirse, pelear y mostrar su lado tierno, pero Drax (Dave Bautista) se roba el show, con los mejores destellos de humor en el guión. Bautista sigue el camino de otro luchador de catch devenido en actor/estrella de acción: The Rock.
Afortunadamente, más alla del inevitable festival de CGI del tercer acto, al final la historia tiene una potente recompensa emocional. Vol. 2 apuesta a seguro, como todas las películas de Marvel, pero aquí todo parece más orgánico y la sensación que actores, guionistas y el director se están divirtiendo al filmar se traslada al espectador.
El infaltable momento de cámara lenta ajustado a “The Chain” de Fleetwood Mac casi permite fingir que estamos viendo la película original de nuevo, rompiendo el paradigma que segundas partes nunca fueron buenas. Seguramente Vol. 2 va a ser la mejor ópera espacial que podremos ver en los cines hasta que Star Wars: Los últimos Jedi se estrene.
La música es un personaje más del clan, y no sólo es un rejunte de viejos hits radiales, además está el hecho que artistas como Sweet, Sam Cooke y Cheap Trick se usen en una película de Marvel de la forma en que se usan, conectando de manera casi inocente con la simplicidad de la vida en la Tierra vista desde una galaxia grande y peligrosa.
Ese recuerdo melancólico golpea más duro y mejor en este Vol. 2 que lo hecho hace tres años. “Brandy (You’re a Fine Girl)” de Looking Glass es reproducida y mencionada varias veces en Vol. 2, e incluso cuando Kurt Russell la enuncia dramáticamente, “mi amor, mi amante, mi mujer es el mar” la letra se convierte en un mantra conmovedor sobre este grupo de almas a la deriva que sólo pueden pertenecer al espacio infinito.