Es el final de la década de los 60’s y Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y su mejor amigo – y doble de riesgo – Cliff Booth (Brad Pitt) buscan la manera de mantenerse a flote en la industria del cine. Entre el calor de la ciudad, el interior de salas de cine, los sets de filmacion, fiestas y entre casas de famosos nos encontramos con la novena película de Quentin Tarantino,Once Upon a Time… In Hollywood.
Estamos ante la película más personal de Tarantino, aquella que se nota que está escrita por amor a lo que hace, no solo para complacer al público. Cada fotograma se contempla con cariño al ver los pequeños detalles de una época en que el cine daba lo mejor y estaba formando – o ya presentaba – a los actores más grandes de toda la historia del cine…
Dos hombres y un destino
… Y después está Rick Dalton, un alcohólico que lucha por mantenerse a flote en un mundo que poco a poco le suelta la mano. Dalton no quiere estar en primera plana, no busca ganar premios ni tampoco quiere pertenecer a la créme de la créme de la industria, él solo quiere ser reconocido por sus pares y vivir tranquilo, en resumen: Dalton es un superviviente.
Por el otro lado de la moneda se encuentra Cliff Booth, un veterano de la segunda guerra mundial, que lleva un estilo de vida relajado – zen – y que siempre encuentra el lado positivo de las cosas, pero a no engañarse: Booth lleva un aura de misterio a cada lugar que va por que se sospecha que asesinó a su esposa y plus: es uno de los hombres más mortíferos en la tierra. El personaje de Pitt es un lobo alpha cool entre corderos.
Tarantino pone a estos dos personajes en cada dirección de esta película ellos dos conducen la acción en cada escenario y Once Upon a Time…In Hollywood se encarga de hacernos saber que estos dos individuos son los personajes principales indiscutidos en esta odisea de tres días por aquel brillante – por afuera – distrito de Los Angeles. Ah sí, Rick Dalton es el vecino de director más convocado de aquella época Roman Polanski (Rafal Zawierucha) y de su preciosa esposa – también actriz – Sharon Tate (Margot Robbie). Todo esto es simplemente un dato menor… pero tenemos el año, el mes y el día.
El celebrado director crea una historia dentro de un ambiente íconico rodeado de secretos legendarios, de historias que van de boca en boca y no terminan nunca de confirmarse, pero más allá de eso vemos una película realizada con extremo cuidado en detalles que confirman que estamos ante un director perfeccionista – no es ninguna novedad en Quentin – que ama sus historias, ama las calles y ama el cine.
La película es un viaje para acompañar a Dalton y Booth, y es imposible no querer a estos dos protagonistas. En cada momento estamos atentos a lo que puede llegar a pasar – Dalton está al borde del abismo y Booth se mueve con una furia interior secreta que se ve minimamente oculta bajo una superficie de autocontrol – todo esto acompañado de temones musicales que quedan grabados por sonar en el momento exacto, en el lugar exacto. El timing de Once Upon a Time… In Hollywood es perfecto.
Además también la película cuenta con personajes ficticios y otros que alguna vez estuvieron dando vueltas por las calles de Hollywood. A destacar (en una de esas joyitas minuteras que nos ofrece esta genialidad) se encuentra Steve McQueen (Damian Lewis) dando vueltas por la mansión de Playboy chismeando sobre como Jay Sebring (estilista y amigo de Sharon Tate, interpretado por Emile Hirsch) espera que Polanski la pifie para quedarse con Tate. Todo esto es una genialidad de varios minutos que introducen la vida y el ambiente que estamos viviendo en estos deslumbrantes 160 minutos.
Quentin se permite explorar géneros diversos en escenas críticas posiblemente la que más se destaca tiene que ver con el personaje de Booth ingresando a una colonia hippie y donde simplemente la tensión se apodera de cada uno de nosotros y nadie sabe donde va a parar todo, ahora bien, en ese momento estamos ya acostumbrados al estilo del personaje de Pitt y cada minutos en el Rancho Spahn es una locura espectacular que merece ser vista en la pantalla de cine más grande que se disponga.
Once Upon a Time… in Hollywood es una experiencia; es de aquellas películas que necesitan tener un lugar especial en nuestra memoria, también es una película larga y para los acostumbrados al cine «Tarantinesco» no es episodica; es una película que relata a gente agraciada por las circunstancias al igual que gente dañada por las mismas. Es una película que muestra días extraordinarios en una época – y también situaciones – decisivos para la cultura; pero por sobretodo es una película que merece ser vista en cines, no los va a defraudar. Valoración: Excelente.