Viajes y autoayuda
Héctor (Simon Pegg) es un ordenado y prolijo psiquiatra que vive con su novia Clara (Rosamund Pike) en lo que parece una coreográfica rutina, donde todo es perfecto, impecable, y en punto.
Escucha a sus pacientes con supuesta atención, de forma tan ordenada como realiza su afición de volar avioncitos. Por supuesto en un momento este hombre explota y se da cuenta de lo aburrida que es su vida, y de lo dormidos que están sus sentimientos, por lo que decide recorrer el mundo en busca del secreto de la felicidad.
Héctor se embarca entonces en un viaje que abarca varios continentes, donde vive toda clase de emocionantes experiencias, que le generan reflexiones que anota en un cuadernito. Comienza por China donde un banquero millonario le muestra lo que es una vida exitosa y llena de placeres, pasa por un monasterio (indispensable en este tipo de películas) donde reflexiona junto a monjes budistas. Luego visita a un amigo en África que trabaja junto a médicos sin fronteras, para conocer las situaciones más tristes y peligrosas. En el último avión conoce a una paciente terminal de la que también aprende cosas, para finalmente llegar a Los Ángeles y encontrarse con su novia de la universidad, una psicóloga casada, con dos niños y embarazada del tercero, que lo acompañará a conocer a un profesor, eminencia en materia de felicidad.
Tanto viaje, vueltas, aventuras, y cosas locas, para que este hombre recorra un viaje interior en el que descubrirá que la felicidad está dentro nuestro, y hay felicidad en todas partes si sabemos cómo vivir, para terminar con una conclusión que podríamos encontrar en los peores libros de autoayuda: tenemos la obligación de ser felices.
La película está narrada de forma muy graciosa, con recursos estéticos como animaciones o dibujos que la hacen aún más entretenida y novedosa, y Simon Pegg es una actor muy efectivo para las comedias. Pero a pesar de todo esto la historia falla cuando pretende ser más que una comedia y quiere dejarnos un mensaje profundo, que en realidad no son más que reflexiones banales que podemos encontrar en un señalador, o en esos detestables y baratos libros de autoayuda, accesibles a todo público, que creen tener la fórmula del éxito y la felicidad.
Un buen elenco con actores como Tony Collette, Stellan Skarsgård y Jean Reno, completan esta historia que tenía todo para ser una buena comedia inglesa, pero que lamentablemente pretendió ser algo más, y no lo logró.