Después de la primavera árabe, muchas cosas han cambiado en Túnez. Algunas son simplemente el modo de pensar, y la posibilidad de incorporar sentimientos de libertad. En esa atmósfera transcurre la historia de Hedi, un joven de 35 años sencillo e introvertido que trabaja en una concesionaria de autos y está a punto de contraer matrimonio con una chica elegida por su familia. Poco antes de su boda, Hedi viaja por trabajo a Mahdia, donde conoce a Rym, una chica bella y simpática, llena de proyectos y muy independiente. Este encuentro lo llevará a replantearse su vida y su forma de pensar.
Esta película que es coproducida por Túnez, Francia y Bélgica, trae a las carteleras porteñas un aire de renovación, ya que es difícil que se estrenen en nuestro país films africanos. Y es gratificante, además, que sea de muy buena factura, y esté contada en un ritmo preciso y fresco.
La metáfora del camino que entrecruza toda la trama, nos introduce al dilema del personaje que debe elegir un sendero, que puede ser tanto el que espera la sociedad o el que elija con libertad. Y allí está puesta la fuerza del relato, en esa búsqueda interior. Nos dice Mohamed Ben Attia, director y guionista, “en esta película no hay armas, no hay piquetes, no hay manifestaciones. Ningún héroe blande una bandera ni trepa por las barricadas, ofreciendo el pecho a las balas. Mi intención ha sido levantar el velo que esconde la vida de estos jóvenes cinco años después de la revolución, la caída de Ben Ali y lo que el mundo llamó “la primavera árabe”, jóvenes que intentan encontrar un camino, que a veces consiguen ir hacia adelante y otras solo pueden ir hacia atrás.”
El título original Hedi, que es el nombre del protagonista, significa calma, serenidad. El nombre se impuso como título de la película porque no solo define al personaje principal, sino también a la situación en la que se encuentra cuando comienza la historia. Hedi es la calma antes de la tormenta. Y como numerosos jóvenes tunecinos, conoce el peso de la tradición, y tiene que saber si la puede o no enfrentar para construir su propio destino.
La película está muy bien actuada por sus protagonistas Majd Mastoura, Rym Ben Messaoud, Sabah Bouzouita, Omnia Ben Ghali y Hakim Boumsaoudi, y tiene una muy buena fotografía a cargo de Frédéric Noirhomme, que logra construir matices en los diferentes escenarios por los que transcurre la historia.
Si bien la película podría encuadrarse como un melodrama de amor, nos habla también de otras problemáticas que trascienden lo meramente individual: la tradición, las costumbres y la libertad. Plantea la situación de una generación que intentaba vivir sin hacer demasiadas preguntas, y de repente ve que hay otros caminos.
Mohamed Ben Attia, director y guionista, nació en Túnez en 1976 y estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valenciennes, Francia. Tiene en su haber cinco cortometrajes que han sido aclamados por el público y la crítica. Todos se han estrenado en cines comerciales en Túnez y han participado en diversos festivales internacionales. La Amante es su primer largometraje. Ganó el premio a Mejor Opera Prima de la Berlinale 2016, mientras que su protagonista (Majd Mastoura) fue distinguido como Mejor Actor de la Competencia Internacional.