En ciertas regiones del planeta, el nacimiento de las niñas se asocia con el advenimiento de la desgracia. Pero en el interior de aquellos parajes ese concepto no es tan homogéneo. Así ocurre en Rajasthan, un estado del norte de la India que, al hacerle frente a la desertización, encontró un puntapié para luchar contra el patriarcado.
Las creencias que circundan a una sociedad afectan íntimamente la vida individual y colectiva de sus miembros. Particularmente en la India, muchas de esas tradiciones perjudican el libre desenvolvimiento de las mujeres. Tal es así que, en materia de capacidad reproductiva, las figuras femeninas sienten una mezcla de ansiedad y temor durante el tránsito del embarazo. Y la causa se resume en un interrogante: ¿Qué les pasaría si dieran a luz a una niña?
Ancestralmente, las hijas mujeres son consideradas una carga económica en la sociedad india. El motivo radica tanto en la dote que ellas deben pagar a la hora de casarse, como en el hecho de que, luego de comprometerse, abandonan la casa de sus padres, renunciando a su sostén financiero. Es por eso que, en pueblos donde azota la pobreza y las dificultades para el acceso a la educación, los clanes deciden deshacerse de las hijas mujeres. Pero, sin dudas, el peso de la deshonra familiar sobre las espaldas de las madres surte su efecto como factor complementario a estas cuestiones. El credo que sostiene esta costumbre es claro: una niña no debe nacer y, si lo hace, tiene que ser asesinada.
Sin embargo, en 2005 la situación encuentra un viraje en Piplantri, un pueblo ubicado en la región de Rajasthan. Este cambio de paradigma es lo que retrata «Hermanas de los árboles», el documental de 86 minutos dirigido por los cineastas argentinos Camila Menéndez y Lucas Peñafort. Con la producción de Victoria Chales y la co – producción en India de Roopah Barua, la historia se posa en el territorio en donde la llegada de una niña ya no es considerada una maldición. Por el contrario, su nacimiento es celebrado al plantar 111 árboles en su honor. La mejora ambiental se anuda con la organización femenina, que amplía lo que significa ser mujer y redefine, junto con ello, las masculinidades.
De forma profunda y comprometida, el documental relata la vida de las mujeres de Piplantri. Con gran audacia, logra darles a los testimonios y actividades de aquellas la minuciosidad y el protagonismo que merecen, y que les ha sido negado históricamente. «Hermanas de los árboles» es la historia de mujeres como Kala, que empodera a otras al mostrarles el valor de la independencia económica y laboral. O como Bhavari, que apoya los sueños de su hija de convertirse en profesional. Y, también, como Leela, madre joven que defiende a su niña y busca un proyecto personal. El documental es, en pocas cuentas, una representación bien lograda del abanico de posibilidades disponibles para las mujeres en Piplantri.
«Hermanas de los árboles» acierta al mostrar la articulación entre el compromiso ambiental de la región y la protección de las niñas al hacer explícitos los elementos identitarios de la región: sus hijas, su agua y sus árboles. Por un lado, aquel cultivo mejora el entorno desértico y eleva los niveles de las napas de agua, por lo que la salvación de las niñas implica la de la naturaleza. Por otro, las mujeres se ven rescatadas por esta actividad, que no sólo reivindica su papel en la sociedad, sino que les da una oportunidad de desarrollo ajeno al hogar.
Aunque por momentos cuenta con un ritmo tedioso, el documental despliega hábilmente su amparo a ese avance femenino al dar cuenta de las agrupaciones que brindan soporte a las madres amenazadas por concepciones arcaicas intrafamiliares, planes de apoyo económico para el futuro de las recién nacidas y posibilidades de empleo para las figuras femeninas del pueblo. Junto con eso, expone una crítica efectiva a los que osan deshacer lo conseguido.
En síntesis, «Hermanas de los árboles» es una valiosa puesta en escena de la metamorfosis al interior de una región tan machista como la India. A pesar de la prolongación excesiva de ciertas escenas, logra exponer a través de testimonios poderosos y personajes cautivadores la solidaridad femenina en Piplantri, y las conquistas que ello contrajo. Con su llegada a Cine.ar este 5 de noviembre, el documental sumergirá al espectador en las entrañas de una aldea que ha vinculado con grandilocuencia al activismo feminista con el cuidado ambiental.