El mayor sacrificio por amor
Fuente de inspiración y triturador de prejuicios, a veces, el cine norteamericano. Una muestra más es Hermosas criaturas, típica película de la industria para jóvenes proclives a los picos emocionales que combina romance, brujerías y literatura. Y que, además, viene precedida por el prestigio de su autor y director, Richard LaGravenese, que fue nominado a un Oscar por el guion de Pescador de ilusiones (aquel filme de 1991 con Jeff Bridges y Robin Williams).
La historia está ambientada en un pequeño pueblo del sur de Norteamérica, de esos en los que muchos chicos y chicas no quieren envejecer. Allí se está moldeando la personalidad de Ethan, un muchacho al que no le cuadra la ideología general de su pequeña comunidad, y desea escapar de ahí para estudiar en la universidad y convertirse en escritor.
Tal vez por eso Ethan sea el único que se engancha con la personalidad de Lena Duchannes, una pálida chica de la que todos hablan por lo bajo, que un día se aparece como nueva alumna del secundario con un libro de Charles Bukowski bajo el brazo.
Ethan se acerca a Lena y descubre a su primer amor, pero también a una bruja, que junto a su familia espera el momento en el que se convertirá en mujer y se volcará definitivamente hacia el bien o hacia el mal, según el destino o el azar de la comunidad de las brujas lo decida.
Pero esa no es la única piedra en el zapato de la pareja. También aparecerán dos hechiceras del lado oscuro para sembrar la duda en Lena, por la supuesta imposibilidad de mantener una relación con un simple mortal, y tratan de transformar el sufrimiento en ira.
Fluidez, suspenso y sorpresa, buenos efectos especiales, diálogos cargados de humor, banalidad y profundidad en buen balance, y actuaciones de primer nivel, hacen de esta propuesta algo interesante y distinto para el público juvenil, y también para algún otro espectador que quiera sumarse.
La Gravanese, el director y guionista del filme, es el mismo hombre que hace algunos años adaptó el libreto de una película romántica de culto, Los puentes de Madison, como así también fue el creador de los textos de películas como Pescador de ilusiones (Terry Gilliam), El señor de los caballos (Robert Redford), o El espejo tiene dos caras (Barbra Streisand).