El director de Naturaleza muerta, Gabriel Grieco, regresa con Hipersomnia: un thriller de terror que se adentra en el tema de la trata de personas.
Gabriel Grieco presenta a Hipersomnia con aires a Suspiria y El Cisne Negro. Su protagonista es una joven aspirante a actriz que busca el papel que logre lanzarla en su carrera y así se cruza con un director de teatro que le propone eso que ella desea, pero sólo si se muestra capaz de empujar sus límites. Así, Milena comienza a obsesionarse con conseguir este papel y, luego mantenerlo, va dejando de lado la relación con su novio. Pero el verdadero punto de quiebre será cuando en determinados momentos, que en principio parecen estar relacionados con la obra y luego se presentan de manera más aleatoria, se transporte a otro escenario, a otra vida, a otro personaje igual a ella. “Todos queremos ser otro por un rato”, la actriz que se transforma en su personaje en el escenario y la víctima de trata que sólo desea escapar y poder volver con su familia.
Acá entra en juego Yamila Saud interpretando a dos personajes distintos, pues en esta otra versión es una joven víctima de la trata que se encuentra encerrada vaya uno a saber dónde junto a otras chicas con ese mismo cruel destino.
Grieco va y viene entre estas dos ¿realidades? ¿una real y otra fantasía? ¿realidades paralelas o alguna alucinación? y de a poco lo que comenzaba como un predecible thriller va transformándose, hasta terminar de revelar lo que sucede realmente al mismo tiempo que lo hace su protagonista, que cada vez entiende menos qué es lo que la transporta a ese “estar en otro lado”.
El reparto cuenta con figuras tan disímiles y llamativas como lo son Peter Lanzani, Jimena Barón, Candela Vetrano, Sofia Gala, Gerardo Romano, Nazareno Casero y hasta Fabiana Cantilo -quien además canta la canción con la que termina el film, que es una versión de un tema de Airbag (cuyo video dirigió también Grieco)-. Aún así de extraño como suena el elenco, en general, lo cierto es que funciona bastante bien, siendo claramente su protagonista la que tiene el mayor desafío.
No conviene adelantar sobre las mejores revelaciones de la película pero sí es cierto que Grieco conoce el género y esta vez va transitando diferentes etapas (comienza pareciéndose a algunas películas que ya vimos para luego se volverse otra totalmente distinta, como algunas de Robert Rodriguez por decir algo) a través de una cinematografía muy cuidada. De hecho, toda la factura técnica es impecable.
Grieco se introduce así en una difícil temática -la de la trata de personas-, desde un lado inesperado y sin lugares comunes. Hay escenas de gore, no aptas para impresionables, pero también una necesidad de mostrar una realidad que puede ser mucho más monstruosa que la ficción.