Cuando digo que esta película la vimos mil veces es que el argumento retrata nuevamente una situación histórica que fue recreada en tantas películas que no puede traer nada nuevo. Funciona, claro, porque no deja de ser fuerte el hecho de saber que eso ha sucedido. De la misma manera que nunca seremos inmunes al Holocausto Judío, nunca va a terminar de parecernos terrible lo que han hecho tantos años de discriminación racial.
Historias Cruzadas nos lleva al sur de los Estados Unidos en los sesentas cuando la lucha por la igualdad de los afroamericanos empezaba a pisar más fuerte. Aprovechando ese momento y esa lucha, cuando una chica que desea ser escritora pide escribir una historia sobre el servicio doméstico desde el punto de vista de ellas (o sea contando las crueldades, la discriminación y demás), el relato empieza a tomar velocidad en cuanto ella tiene una oportunidad de ser publicada.
La escritora es Skeeter (Emma Stone) que con su pasión demuestra que ya no es la niña que pertenecía a Jackson. El reflejo de lo que muchas veces pasa con los amigos de la infancia que toman diferentes caminos la lleva a sentirse siempre de prestado y un poco asqueada. Emma está de moda y nadie puede negar que es adorable, pero realmente la extrañé en comedia porque acá le faltó mucha chispa.
Para que ella se sienta sapo de otro pozo contamos con una odiosa Bryce Dallas Howard como HIlly que está soberbia como esa chica caprichosa pero que muchas veces se va al extremo y resulta sobreactuada. Aunque no hay chica sureña como la Celia de Jessica Chastain en esa mezcla entre torpe e inútil, con una dulzura que traspasa todo porque se nota su vulnerabilidad. Es el personaje que para mí se roba todo.
Viola Davis fue muy elogiada por su Aibileen. Personalmente no creo que esté mal en él, si no que es un papel un poco trillado. Si fuera hombre, estoy segura que Morgan Freeman lo estaría haciendo, conduciendo a una blanca que se llamaría Miss Daisy y si alguna otra duda tenían hasta es la narradora. Ese doble juego de la narración en la que parece que va a ser Skeeter cuando termina tomando las riendas ella es tal vez lo más interesante de la película.
Además de esto, la ambientación es preciosa. Desde que llegamos a Mississippi escuchando a Jhonny Cash hasta cada traje. El armado del verano caluroso (me recordó al planteo de Gran Gastby) es glorioso. El maquillaje y el vestuario son realmente impecables y eso es porque son funcionales a la historia. No debe dejarse de lado que vestuario y moda son conceptos antitéticos porque la moda responde a otros patrones como ser cortes, confecciones, colores y el vestuario es lo que habla del personaje antes de que el personaje hable. Emma Stone siempre es la menos arreglada y está con una paleta de marrones, poco femeninos. Cuando sale, la disfrazan de rosado y tacos altos que no le dura y una vez que se siente a gusto con el sur, su vestuario se va suavizando a tonos pasteles. El resultado final es un drama consistente, nada nuevo pero no por eso menos válido.
El director de la película fue Tate Taylor que demostró ya en Lazos de Sangre que su dirección de actores es buenísima (no nos olvidemos que Jennifer Lawrence fue nominada como mejor actriz por su papel y no creo que pueda actuar demasiado) y acá se animó a adaptar la novela también. Por momentos su relato se me hace denso y tal vez hace demasiado hincapié en los primeros planos para mostrarnos ojos llenos de indignación, de miedo, de drama. Cuestión que casi la mitad de la película vemos a chicas con caras de constipadas.
Tal vez es un poco lenta y bastante femenina, gran parte me hizo pensar en Magnolias de Acero. Ojo que los novios tienden a dormirse en la proyección.