La permanencia del amor
Cuando Madalena escribe sus cartas de amor lo hace a la luz de una lámpara a kerosene y con una pluma. Vive en un pueblo fantasma situado en Brasil, con escasos habitantes, todos de edad muy avanzada como ella. Amasa el pan con dedicada calma para llenar la estantería de una despensa sin clientes. A fuerza de rutinas cariñosas, Madalena (Sonia Guedes) se va revelando pasional y tan llena de vida como los paisajes desamparados que la encuadran a la espera de una mirada que les dé materialidad. De pronto llega Rita, una hermosa (no, hermosísima Lisa Favero) y fresca veinteañera dedicada a la fotografía. Pero no llega en plan de rebeldía para sacudirlo todo, sino que su aparición es el motivo por el cual se nos descubren los silencios y se llenan los espacios vacíos...