Que Anthony Hopkins parezca una caricatura de Hitchcock más que una representación del director de tantísimas películas de suspenso, estimo que habrá sido la intención de los realizadores, incluyendo a Sacha Gervasi en su rol de director. Entendiendo este punto como un pequeño guiño a la platea, que jamás logrará sacarse de la cabeza al auténtico “maestro” gracias a sus capítulos de “Alfred Hitchcock presenta” -cuyas frases celebres son utilizadas al comienzo y al final de esta historia-, la propuesta de recrear los meses en los cuales se llevó adelante el rodaje de Psicosis resulta de lo más entretenido, ágil e incluso, por momentos, cómico.
Siempre con la ironía a flor de piel y algún bocadillo que descolocaba a su interlocutor, Hitchcock se enfrenta a toda la industria en pos de conseguir que el libro Psycho fuera su próxima película, algo con lo que ni la prensa ni los estudios estaban de acuerdo. Financiada de su propio bolsillo, con la posibilidad de perder su hogar y cegado por los celos que despierta la relación laboral de su mujer Alma (Helen Mirren, lo mejor del filme) con un autor que desea imitar el estilo hitchcockiano, el director de Intriga Internacional se sumerge en una depresión que pondrá en jaque la conclusión de la película y el futuro de su matrimonio.
Además, por allí se pasean tres importantes actrices en roles pequeños y con diverso nivel de destaque. Toni Collette pasa casi desapercibida como la secretaria personal de Hitch, Jessica Biel plasma el alivio de las tantas “chicas rubias” que deseaban dejar de trabajar con el director y Scarlett Johansson aporta frescura, juventud y sensualidad, como siempre.