La ópera prima de Anthony Maras está basada en un impactante caso real de terrorismo que tuvo como centro de ataque el lujoso hotel Taj Mahal Palace. Escrita junto a John Collee (guionista de "Capitán de mar y guerra"), el film narra cómo los empleados del hotel se quedaron a ayudar a los huéspedes que quedaron vivos ante los primeros tiroteos en lugar de salir y salvarse como bien podrían haber hecho gracias a la salida de servicio.
“Hotel Mumbai” comienza presentando a varios de los personajes que se moverán durante la historia dentro de un contexto cotidiano, de rutina.
Alguno está de vacaciones, alguno está trabajando, alguno está junto a su familia. El hotel se prepara con mucho hincapié para la importante visita que tendrán pero no muy lejos de allí comienzan unos ataques. Finalmente, los terroristas (musulmanes guiados por una voz en el teléfono que les promete la gloria de Alá) logran infiltrarse en el hotel y no tardan en comenzar los tiroteos.
Pero también buscan rehenes. Una de las cosas en las que se hace mucho énfasis todo el tiempo es en el carácter humano de los protagonistas, pero sobre todo en la parte servicial. Al comienzo, preparándose para una importante cena, a los empleados del hotel se les recuerda: “el cliente es Dios”. Luego lo recordarán a tal punto de quedarse y arriesgar sus vidas para ayudar a estas otras personas.
En el medio van pasando diferentes personajes e historias, algunos mejor desarrollados que otros. Un arquitecto blanco (Armie Hammer) junto a su mujer india (Nazanin Boniadi) y su hijo recién nacido que queda al cuidado de una niñera (Tilda Cobham-Hervey) en el mismo momento en el que empiezan los ataques.
Un poderoso señor ruso (Jason Isaacs, quizás el más desaprovechado del elenco) de quien no sabremos mucho hasta el final pero se presenta como un hombre frío y desalmado que elige con qué mujeres va a pasar la noche como si fuesen el menú de su comida.
El joven indio (Dev Patel) que después de dejar a su mujer e hijo en casa asiste a un trabajo que necesita pero casi lo pierde por haber perdido sus zapatos. Finalmente se queda gracias a su jefe (Anupam Kher) que al prestarle unos zapatos que no le entran y permitirle quedarse muestra el primero de los indicios de su personalidad amable y generosa.
Sin embargo, lo que prevalece en el film son los momentos de tensión. La dirección de Maras es efectiva, consigue los climas buscados. Pero en cuanto a la estructura del guión, la idea de querer mostrar y dar dimensión a tantos personajes al mismo tiempo resulta ambiciosa y fallida porque son pocos los que finalmente generan un interés genuino.
Los momentos emotivos no consiguen destacarse tampoco.
Se percibe además el respeto con el cual quieren contar esta historia que sucedió hace no tanto tiempo, en el 2008, por lo que las heridas aún están frescas. No obstante, a veces el film en su afán de mostrar lo duro que fue se torna visceral gratuitamente, casi como si necesitara mostrar cada una de las aproximadamente treinta muertes que se cobró el atentado.
“Hotel Mumbai” es un film que consigue mantener la atención durante las dos horas que dura más que nada gracias a la tensión que consiguen sus escenas. Logra destacarse a la hora de querer retratar otro tipo de héroe, uno en el que cualquiera puede convertirse, pero no lo consigue de manera demasiado creíble. Y termina convirtiendo a un importante hecho en una pasatista película.