De niños y hombres
Juan está volviendo a la Argentina en 1979 para reunirse con sus padres luego de un corto exilio. Ahora va a tener que llamarse Ernesto. Tiene once años, es hijo de un matrimonio de militantes montoneros y transita sus días entre planes de contraofensiva, balas escondidas en cajas de maní con chocolate, discusiones demasiado adultas para su comprensión y una infancia madurada de golpe. Juan va a transitar lo que se denomina un relato de iniciación narrado con una solidez que sorprende.