Inferno

Crítica de Germán Pérez - Notinac

Tercera parte de la saga de Dan Brown y con ella el protagonismo nuevamente de “su” Robert Langdon en busca de salvar al mundo rodeado de lugares históricos, pinturas icónicas y obras fundamentales de la literatura. Ron Howard y Tom Hanks regresan para darnos un espectáculo visual de manera cuestionable.

Con sus primeros 15 minutos frenéticos, infierno se destaca sobre sus anteriores entregas. Langdon está perdido, confuso en sus pensamientos y tratando de desentrañar porqué se despertó en el país equivocado, sufre amnesia temporal y esta incomodo, eso se tramite a la perfección. Gruñidos, quiebres y chirridos - muy bien el juego de sentidos propuesto en el principio de la película - adentran al espectador en una trama sumamente interesante, no obstante la niebla de intriga que produce ese gran comienzo se va disipando a medida que pasan los minutos para darnos un resultado perezoso y sin duda, aburrido. Los continuos errores de edición hacen que todo misterio resulte sintético (cambios de posiciones en corte de cámaras, objetos que aparecen y desaparecen por arte de magia…) además, Howard y David Koepp – guionista de la película – resuelven los enigmas/conflictos de forma estúpida y poco creíble alejándose de la obra que intentan adaptar. Lo peor de todo, la película se siente extremadamente lineal.

Los libros de Dan Brown pueden tener una compleja e interesante historia, pero el factor sorpresa se perdió después de El Código Da Vinci (2006). En El Código al ver por primera vez al protagonista corriendo contra el tiempo en lugares asombros, generaba cierto encanto; En Ángeles y Demonios (2009) - la secuela del Código -, la cosa empieza a cansar, aun así, el resultado es bueno, pero con una señal de alerta. Ahora bien, en la tercera adaptación, estamos en otra ciudad y vemos nuevamente al protagonista corriendo de un lugar a otro con otro fondo, definitivamente hay que poner un freno… Con dos horas y minutos extras de duración, infierno se siente pesada y fastidiosa. Tom Hanks da lo mejor, pero no consigue salvar del todo a este pobre intento de adaptación cinematográfica. Una película que es mejor evitar si no se es un Die Hard Fan de esta saga.