Alto, tirando a delgado, sin pinta de galán, cerca de los 50 años, Sergio Garcés trabaja de extra cinematográfico. La historia transcurre en 2014, en una semana impregnada de fútbol porque se juega la Copa del Mundo. En esos días a Sergio le pasan muchas cosas, que incluyen una relación sentimental al paso (se sabrá en un determinado momento que él nunca se enamoró de ninguna mujer), un accidente callejero y varias situaciones de furia.
Con estos ingredientes narrativos, Rania Attieh, nacida en el Líbano, y el estadounidense Daniel García, construyeron la trayectoria del protagonista en un tono alejado de un realismo tradicional, con tramos que no parecen buscar la credibilidad. No hay un conflicto que sea el eje argumental, con peso propio, sino un abanico de experiencias en el día a día del extra de cine.
La elección de este enfoque no es un problema en sí mismo sino la ausencia de una mayor dosis de interés en el transcurso de la historia. Todo se desliza en medio de climas que van de matices irónicos, de la mano de la imaginación acaso descontrolada de Sergio, a instantes de arrasadora violencia en el interior de un ascensor. Sin que falte una escena de sexo ardiente. El desenlace deambula entre lo que pasa por la cabeza del extra y lo que puede ser una verdad irremontable. La voz en off de un narrador explica demasiado lo que debía haber sido terreno abierto a sugerencias clave.
La atracción de "Iniciales SG" hay que buscarla por el lado del tratamiento visual, en el se mueven con habilidad Attieh y García, profesionales galardonados en el plano internacional en distintas oportunidades. Las secuencias, los planos y el montaje revelan solvencia. Pasado en limpio, es una película formalmente bien hecha.
El otro soporte positivo proviene del elenco. Pese a la fragilidad del guión, Diego Peretti ofrece una labor sensible, transmitiendo con buenos recursos los vaivenes anímicos de su personaje. A su lado, la actriz estadounidense Julianne Nicholson aporta un trabajo, expresivo, como esa mujer que está de paso en la Argentina y que en un minuto decisivo no oculta sus dudas. A cargo de ese narrador que tiene más participación de lo conveniente, Daniel Fanego luce una impecable dicción.
Con sus aciertos interpretativos y desniveles argumentales, "Iniciales SG" deja apenas una débil huella.