De acuerdo con la cita de Descartes que abre la película, el alma humana se ubica en el centro del cerebro, por lo que ahora –al poder precisar su ubicación- su extracción no será un procedimiento tan descabellado de realizar. Hasta esta clínica donde congelan las almas llega el actor Paul Giamatti agobiado por la composición de Tío Vanya que debe encarar en un escenario de Broadway.
Decidido a quitarse este peso de encima por algunas semanas, la empresa que desalma cuerpos pero que permite echar un pequeño vistazo a nuestro interior con unas gafas especiales, le promete una vida más lógica y sencilla al quitar del medio los sentimientos. La extracción del alma es ciento por ciento segura, efectiva y discreta. Sin embargo, recuperarla en un mundo donde el mercado negro y el tráfico de las mismas es moneda corriente, no será tan simple.
Cold Souls es una historia totalmente fuera de lo común que seguramente dividirá las aguas de las opiniones. Mezcla de drama, ciencia ficción y metafísica, la insatisfacción de Paul bien podría haber surgido de la compleja y retorcida mente del guionista Charlie Kaufman. El gran Giamatti nos regala otra meticulosa composición, en esta oportunidad una versión neurótica e inconformista de sí mismo. La actriz rusa Dina Korzun, encargada de dar vida a una reclutadora y mula de almas, debe ser tenida en cuenta en sus futuros trabajos.