Juliette es una médica que llega a Nueva York para comenzar una nueva vida con su novio. Pero él la engaña y ella intenta recomponerse afectivamente en soledad. Alquila una casa al lado del puente de Brooklyn y se enamora del propietario. Pero el muchacho lindo termina siendo un perverso, la espía por las noches, la droga para abusar de ella, y así. Lo peor de esta película es que nada es creíble. Ni Hilary Swank, que queda atrapada en un filme pequeño para semejante actriz; ni Jeffrey D. Morgan, que nunca conmueve. También es muy pobre lo de Christopher Lee, que era mejor cuando se jugaba con el terror. El director no supo qué hacer con la película, jamás encontró el rumbo y se despachó con una historia previsible a lo largo de un thriller con temática remanida. Para dejar pasar.