Hace un tiempito, Robert Downey Jr se convirtió en una de las estrellas más grandes de Hollywood gracias a Iron Man. Y él es el motor principal que hace funcionar a esta secuela. Iron Man conseguía una aleación perfecta para una película de superhéroes: acción, humor y un personaje carismático. Iron Man 2 retoma y exacerba todas estas virtudes de la primera parte, con un pequeño problema. A la película parece que se la comió el personaje (Tony Stark, claro), se agranda y se vuelve demasiado canchera en pos de la carcajada y, por momentos, siquiera se preocupa demasiado por las secuencias de acción. Sin llegar al cielo que prometía la primera parte, Iron Man 2 es agradable como pocas películas y permite, como casi ninguna, disfrutar a Robert Downey Jr. en todo su esplendor.