Propaganda de acero
Comienza la película y lo primero que escuchamos es la declaración polémica del excéntrico Tony Starks en la secuencia final de Iron Man (2008). Luego tenemos a Mickey Rourke llorando en ruso la muerte de su padre y comenzando un plan para vengar al tipo que apareció haciendo demagogia paramilitar en la tv. Siguiente escena, secuencia de caída libre en la noche junto a nuestro superhéroe con la música de AC/DC de fondo. ¿Cuánto más cool puede ser Iron Man 2? Con esa introducción te compra y te deja sentado en la butaca hasta el último tramo de los créditos (porque uno sabe que si hay algo que Pirates of Caribbean nos enseñó es que, para entender la secuela hay que prestar atención a lo que sucede después de los créditos finales).
Pero no, el ritmo decae. Jon Favreau, por muy bien que le quede el papel de choffer todo-terreno que encima sabe pelear contra guardias re malos, vuelve a caer en la tónica del "bla bla bla + un par de secuencias de acción que despilfarre CGI = público contento" para repetir la fórmula que a muchos les agradó (servidor no se incluye) en la primera entrega de ésta, que parece ser una serie televisiva con presupuesto cinematográfico, sin contar el reparto de lujo ya tirando a Dream Team que tiene.
El guión no es malo. El problema es que tantos personajes nuevos, tantas subtramas, tanto rollo matrimonial entre Robert Downey Jr. y Gwynett Paltrow, y tan poca acción a la Marvel, hacen de la película una desilusión total. Seamos honestos queridos lectores, ¿qué quieren ir a ver a la sala cuando eligen pagar por ver Iron Man 2?
1) Acción, buenos efectos visuales, y apartado técnico que avale y haga creíble eso que uno quiere ver.
2) Cómo la historia va tomando tintes de serie con el único fin de que todos después queramos ir a ver Thor (2011), Captain America: the First Avenger (2011), Nick Fury (2012), The Avengers (2012), y toda la línea de la saga Marvel Comics, para después decir "wow, que bien que engancharon las tramas".
3) Un puñado de buenos actores haciendo lo que saben hacer, o, como en el caso de Samuel Jackson o Sam Rockwell (excelente en su papel), viendo qué tanto le pueden aportar con su talento a una historia que si no fuera por el reparto y la maquinaria propagandística sería una porquería total.
Estas tres opciones encontrarán en Iron Man 2, pero sólo ustedes podrán determinar qué tan satisfecchos les dejó la propuesta una vez se decanten por una de las tres. Yo fui en busca de la Opción 1, más el repunte luego de una primera entrega que me aburrió bastante, y me encontré con una secuela que -para variar- es peor que la anterior y que sólo está como trampolín para otras películas, incluyendo obviamente Iron Man 3.
Ni vamos a mencionar toda esa filosofía barata de que Starks quiere el mundo en paz, o como el dice "privatizar la paz mundial", ni de lo caricaturizado que está el ejército y el Senado estadounidenses (ok, todos coincidimos en que son unos payasos, pero tampoco mostrarlos así en la pantalla) para el lucimiento de "los buenos", ni de lo buena que está con el traje negro Scarlett Johansson (más radiante que Jessica Alba en Fantastic Four), ni de que a esta altura Downey Jr. ya se merece una terna para él sólo en las entregas de premio por la calidad histriónica con la que salva sus papeles dentro de cintas desdeñables (la escena de la fiesta, la borrachera, lo consagran como el actor más versátil del mundo en la actualidad). No, ese no es el mundo que vivimos día a día. Iron Man es un cómic, y la película le rinde pleitesía. Punto final. No buscar nada más porque todos los elementos externos son pura campaña marketinera. Perdón Favreau, pero ¿te das cuenta que no me trago ni un pelín tu película a pesar de que me encanta el apartado técnico?