Luego de esperar toda una vida para la remake de It, llegó, logrando satisfacer a todas las audiencias. No solo a la vieja generación dejó satisfechos, donde la nostalgia, y un poco el fanatismo juega a favor, sino al nuevo público, a aquellos que van al cine a ver una película, no necesariamente “de terror”, también para los que dejaron de ir al cine y ahora regresan.
Por supuesto que a los lectores del genio Stephen King también capturó. A todo esto se suma, la dirección y producción de Andrés y Bárbara Muschietti, dos argentinos que triunfan en el exterior. Un combo con todos los ingredientes para amar esta nueva versión de It.
Esta nueva versión de It superó lo que fue la de los’90, que todos sabemos que no fue una gran “película”, fue una miniserie para televisión, pero con los ojos de “niños” nos fascinó en su momento. Con otros efectos, otro ritmo, otras actuaciones… Pero no es justo comparar.
Todo comienza de la misma manera, cuando el pequeño Georgie sale a jugar bajo la lluvia con su barco de papel. A los pocos minutos ya tenemos el primer contacto con el nuevo payaso Pennywise, en la alcantarilla. Y así empiezan a desparecer otros niños en el pueblo de Derry, Maine (por supuesto).
Muschietti se atrevió a cambiar la época en que se desarrollaba el relato original –los años 50– llevándolo a los ‘ 80. (por suerte no hay internet, ni celular, ni nada de tecnología). El director, que hizo su debut bajo el ala de -nada más y nada menos- Guillermo del Toro, con Mama (2013), aprovecha al máximo esta nueva oportunidad para brillar al máximo.
La pandilla de amigos (El Club de Los Losers) tendrá que enfrentarse a sus mayores miedos. “Eso”, que no se sabe bien qué es, pero que se entenderá al ver el film, y los que leyeron el libro, más aún. El payaso Pennywise representa a la perfección esa relación de lo siniestro con lo familiar, y a la vez con lo espeluznante. Tocando en esta oportunidad los miedos de los chicos. Las visiones son oscuras, ominosas, atroces y muy gráficas.
Las actuaciones de todos los niños, impacta, se nota que hubo un trabajo arduo de entrenamiento, que, como contó su director, fue un proceso donde se hicieron amigos, convivieron por unos diez meses, hasta les sacaron los celulares durante el rodaje, y todo eso se vio reflejado en pantalla, lograron una naturalidad y camaradería que emociona ver. Al fin y al cabo estamos viendo por más de dos horas a niños actuar. Y nos encanta. Una película de esta magnitud tenía que tener este impresionante cast. Los chicos son los protagonistas. Recordándonos la amistad de “Stand by me” y hasta la de Los Goonies. Lo mejor es la descripción de la niñez, y todo lo que eso implica. Por ejemplo, la batalla de las piedras, que en el libro son decenas de hojas para leer. Todo tiene un mensaje para analizar. Una visión de la violencia y la perversión constante de EE.UU., vigente hasta la actualidad.
Los adultos poco aparecen, y cuando están su maldad se hace evidente. La escuela secundaria también está repleta de seres malignos y pandillas. Casi tan crudo como el relato de Stephen King.
Todos están perfectos en sus roles. Los siete “perdedores”: Bill, Ben, Beverly, Richie, Eddie, Mike y Stan. Pero Finn Wolfhard (Richie) en su papel tan divertido y rápido, por momentos se “come” la pantalla, también Sophia Lillis (Beverly), una adolescente con gran futuro, y Jack Dylan Grazer (Eddie) con una verborragia y carisma que el público adora. Las actuaciones traspasan la pantalla. Estos jóvenes actores vaticinan grandes roles en el cine. Incluso el brabucón, Nicholas Hamilton, se luce con una maldad extrema, que, por supuesto, tiene origen por la historia que vivió. Todo es culpa de los padres, dice Freud. Y así es.
Párrafo aparte merece el joven talentoso, y con gran futuro, de Bill Skarsgård, el nuevo payaso, con un rostro terrorífico, que contiene todo aquello que te aterra, los miedos más profundos de cada ser. Gran actuación que requiere un trabajo físico importante, porque no todo es maquillaje. Hay una reinvención de ESO. Y para los que odian CGI, no encontrarán rastros molestos del mismo. Pennywise es como Freddy Kruegger, acechando en la realidad.
Esta nueva película tiene un guión que se adaptó, que pasó por varias manos, hasta llegar a la correcta, sufrió cambios, pero todos fueron positivos, sin perder la esencia. Es interesante ver que también tocan el tema del abuso, recordemos que el libro siempre es más brutal. Hay muchísimas referencias sexuales, y de género rondando la historia. Se han adaptado más de 500 páginas, del libro publicado en 1986. Las otras 500 será en la capítulo 2, en 2019, también de la mano de los Muschietti.
La delicada fotografía retro de Chung Chung-hoon, se asienta perfectamente al film. Y sin utilizar imágenes digitales, que nunca terminan favoreciendo, It logra suspenso, la dosis justa de terror y toda una aventura que aun no termina. Probablemente Muschietti ha logrado la mejor adaptación de un libro de Stephen King.