Como siempre pasa con las biopics (películas biográficas) la ficción muchas veces hace ruido con la historia real. Pero una película biográfica ES ficción. Así como sería ficción si yo escribiera una autobiografía porque sería mi visión de los datos. Con eso quiere jugar este largometraje y por eso nos presenta a un personaje entrado en años que dice que es hora de que conozcan su versión de los hechos.
Antes de ver la película leí algunas cosas sobre el personaje y algunas críticas sobre el film. Algunos la tomaban como aceptable y otros la liquidaban diciendo que Clint Eastwood se tenía que retirar de una vez. La verdad es que no creo que lo que falle en esta película sea él, si no que cuenta con un guion con tantas licencias históricas y un foco tan lejos de lo que podría ser (a mí criterio, por supuesto) el atractivo que por eso deja un sabor a poco.
Habiendo dicho esto, para quienes no conocen al personaje, J Edgar Hoover fue el presidente del FBI por más de cuarenta años. Todos los presidentes desde que él ascendiera han querido sacarlo de ahí, pero era demasiado influyente, demasiado peligroso. Siempre ha sido soltero y se rumoreaba que era homosexual pero no hay pruebas concretas. De todas maneras, si las había, era probable que su mismo departamento las eliminara, ¿No?
¿Por qué digo que la falla es del guión? Porque se enfoca mucho en su vida amorosa, sin llegar a explotarla absolutamente, se cuenta un complejo de Edipo que hasta sugiere un travestismo que tampoco me hace demasiado a la historia. Realmente, siendo que era un tipo que manejaba la seguridad de un país, que hizo cazería de brujas, de comunistas, de radicales y de gángsters, me mostraron pocos casos, pocas pruebas, pocos hechos. Los temas de alcoba eran, honestamente, los menos interesantes a mí gusto.
Además, otra falla es que empieza a partir de un escrito que se piensa se escribió y por el cual se tienen datos de su infancia y adolescencia, porque el resto fue destruido. De esa manera te dicen que vas a conocer la historia desde J Edgar. Sería fantástico si no siguiera post mórtem. Errores que no puedo creer que un ganador del Óscar como Dustin Lance Black (ganó por la genial Milk) cometa.
Dejando eso de lado, Leonardo DiCaprio y Armie Hammer están soberbios. De las habilidades del primero ya estaba bastante segura pero el segundo me ha cautivado. Con un sello de clase, de estilo y escenas tan expresivas sin decir demasiado (la que están en la mesa con las chicas en el bar, por ejemplo, que lo ve con una admiración que perfectamente puede interpretarse como amor) me dejaron una estampa en la película que no sé cómo haría alguien para salir de la sala y olvidarse de él.
DiCaprio construye un J Edgar disciplinado, inseguro y un poco paranoico. Algunos tics recurrentes nos hacen acordar a Howard Hughes según él en El Aviador pero no deja de ser hechizante. Sobre todo cuando con la ayuda del maquillaje, vemos a un anciano.
Judi Dench interpreta a la madre de J Edgar y, como se supone que el narrador es el personaje de él (no es cierto, claramente, sino no seguiríamos viendo post mortem) la vemos enorme a través de sus ojos. Ella debería ser la dama de hierro de este año porque está soberbia, pero, de nuevo, haciendo más de lo que siempre hace. No es distinta a sus interpretaciones que he visto últimamente, aunque eso no quita el peso que tiene en pantalla.
La que me sorprendió fue Naomi Watts quien creo una maravillosa actriz pero terminó desapareciendo por ser tal vez muy medida. Pero todas las manos derechas tienden a ser invisibles para el resto, así que dentro de esa lógica del relato, está bien.
En lo visual, y acá hay que sacarse el sombrero, tenemos una biopic no autorizada de uno de los personajes más influyentes de su época que hace por momentos homenaje a una falsa biopic que se ha convertido en un clásico. Sí, su profundidad de cuadro, su uso de gran angulares, el picado y contrapicado, momentos en los que documenta con los medios y el hecho de que sea un flashback casi constante me recuerda al Ciudadano Kane.
Además de esto, la fotografía avejentada, la ambientación minuciosa, el vestuario y el maquillaje terminan de construir un set impecable. Que los personajes puedan ganar y perder 20 años en un corte es fantástico.
Pero cuidado, a pesar de estos elementos positivos, "J Edgar" tiene resulta poco caótica, sobre todo si esperaban saber qué hizo en su vida Hoover. Quizás pueda decirse que el recorte que el director elige lo aleja de lo previsible y lo interna en las oscuras profundidades de un hombre que tuvo el poder sin límites. En ese aspecto donde la película no termina de cerrarme: la dimensión humana luce errática y hasta agotadora por momentos. Eso si, es Eastwood. Que les quede claro.
Debe ser la película menos redonda de todas las de Eastwood en su carrera como director. Se lo ve en esta etapa, maduro y demasiado sensible quizás... pero jamás pediría su retiro. Me sigue pareciendo uno de los mejores y Leonardo siempre es digno de ver en sus construcciones. Esperabamos más, sin dudas.