Balas mentirosas
Un francotirador dispara contra cinco personas inocentes y se da a la fuga. La policía lo apresa rápidamente y le explica que por su condición de asesino serial tiene dos salidas: la inyección letal, o la irónicamente preferible cadena perpetua. El sospechoso realiza una sola acción. Escribe en un papel el nombre de Jack Reacher. El sujeto aludido tiene la cara de Tom Cruise. Es un ex soldado con físico y cabeza privilegiada al que la abogada defensora quiere conocer inmediatamente. Cuando habla con él, le dicen que el preso es inocente, y que hay algo muy extraño detrás del caso. El apellido Reacher puede tomarse como derivado del verbo to reach: alcanzar. Alguien que alcanza algo. Tal vez al culpable.
Jack Reacher: bajo la lupa es una película en general entretenida, con momentos de muy buen cine. Una de esas típicas películas con policías, militares, acción y suspenso. De las que gustan.
Su magnetismo funciona cuando hay acción, y también en situaciones de calma.
Del primer caso, el mejor ejemplo es el tiroteo decisivo, dentro de una cantera. Hay un toque de verdadera clase en esas escenas, en las que Cruise toma por asalto una casilla rodante defendida por varios criminales, mientras un viejo, dueño de un campo de tiro, acepta cubrirlo con su rifle con la única condición de que no disparará a matar. El humor se cuela elegante en toda la situación.
El otro magnetismo surge cuando los personajes mantienen algunos diálogos que a veces parecen sacados de un clásico de Hollywood, o cuando el investigador se sumerge en las aguas de la evidencia, descubriendo detalles del mundo de las pesquisas que transmiten pasión y fascinación.
Hay varios cabos sueltos en la narración, tal vez producto de una adaptación imperfecta de la novela original, pero en cambio ayudan mucho la música, la fotografía y las actuaciones. No es para menos, con los intérpretes que hay detrás de los personajes. Richard Jenkins es un actor fenomenal (y poco mediático). Hace aquí al fiscal general, y su presencia es lo que un cuadro de colección a la habitación de un aristócrata. Rosemund Pike está al dente en el rol de la abogada (hija rebelde del fiscal, además). Sobre Duvall y Cruise, no es necesario repetir que son grandes actores.
La fruta exótica es Werner Herzog en el papel del villano total. Un insano que sólo puede ser encarnado por otro en igual "condición": este reconocido director alemán que ha domado la selva amazónica, hecho frente a los volcanes y a los abismos del mar con sus documentales y ficciones.
Lástima que lo que menos funciona en el filme sea el humor, pese a todo. Por fortuna, el director deja de intentarlo después de la primera mitad, y se concentra sólo en la trama criminal. Hacer reír no es tan fácil como dar en un blanco a 600 metros de distancia, pero vale la pena seguir intentándolo.