Todo lo que tenga relación con el asesinato de JFK es interesante, el cómo y porque siempre van a estar atados al día 22 de Noviembre de 1963. El director chileno Pablo Larraìn muestra los sucesos previos y posteriores centrando la cámara en la viuda Kennedy, Jackie.
Jackie es un film complicado por el hecho de ser otro caso de “Oscar Bait” – películas predilectas a entregas de premios – la película pone todo su peso sobre la actuación de Natalie Portman (de hecho fue nominada). Podemos aplaudir y gritar sobre su actuación y lo bien que se ve Portman en pantalla, pero al minuto de terminar de hablar sobre ella viene lo interesante: el film no va hacia ningún lado. 100 minutos de idas y vueltas que terminan siendo eternos e insufribles. Si no hablamos de Portman hay que subrayar las presencias de Billy Cudrup, Peter Sarsgaard y un grande que se nos fue hace poco, John Hurt.
Otra de las cosas que superficialmente se destaca en la película es el trabajo de su compositora, Mica Levi. Levi hace un gran trabajo con lo que se le da, calca movimientos y estados de ánimo y los traslada a los sonidos; el problema es que la dirección de Larraín por centrase exclusivamente en Jackie no deja “avanzar” un grado al personaje, o sea que vemos y oímos tristeza a lo largo de toda la película y finalmente hacen que Jackie, a pesar de ser el personaje principal, se sienta como una presencia unidimensional. Tampoco ayuda el uso de flashback previos al atentado que muestran una época feliz de Jackie, estos se sienten forzados y ponen a la ex primera dama en un papel al estilo “Robotina” de los Supersónicos.
Jackie es una película “dueña de nada” – justamente citando a su protagonista – es un proyecto desinteresado y forzado, se excusa solamente en una buena actuación pero el resto se siente mediocre y fuera de lugar.