Canas, cicatrices y un cansancio perpetuo empiezan a hacer eco en Jason Bourne (Matt Damon). Ya distante del mundo que conocía, Bourne resuelve sus días luchando en circuitos de peleas clandestinas y lamentando – silenciosamente – la vida que le arrebataron. La trilogía pasada tenía un objetivo: buscar la identidad David Webb/Bourne, eso ya paso, ahora sólo queda una cosa: venganza. Tras un correcto cierre hace 9 años con Bourne Ultimatum (2007), Paul Greengrass, Matt Damon y Julia Stiles regresan una vez más, en sus respectivos roles en esta secuela logrando borrar completamente al Spin off (Bourne Legacy) protagonizado por Jeremy Renner en el 2012.
Greengrass demuestra que el tiempo alejado en la saga no tuvo efecto negativo en él. Junto con Barry Ackroyd en el departamento de fotografía y Christopher Rouse en edición, dejan todo para ofrecer escenas tensas a un ritmo frenético de principio a fin. Eso sí, si bien todo lo positivo del mundo Bourne se hace presente al pie de la letra, hay que destacar que Greengrass es un fan incurable del shaky cam (cámara temblorosa). La sala va a sufrir un poco con este método; las escenas en Grecia o la persecución en Las Vegas van poner a prueba nuestros nervios al tratar de entender lo que pasa por el constante abuso de Greengrass convulsionando la pantalla. Pero con la gran edición de Rouse, el resultado es bueno y a pesar de todo, se entiende lo que sucede.
Tommy Lee Jones, Vincent Cassel y Alicia Vikander aportan un plus y refrescan el film con nuevos personajes en esta nueva historia. El problema es que el guión a cargo de Greengrass y Rouse fuerza demasiado estas nuevas caras para que el espectador se interese por ellas hasta el punto, que el mismo Jason Bourne queda en segundo plano. También, el guión vuelve a utilizar elementos del pasado de Bourne, esta vez con respecto a su padre (interpretado por Gregg Henry) para revitalizar la saga. ¿Funciona? Sí funciona, pero hasta ahí. Jason Bourne marca un gran regreso en este mundo de espías, claramente si pensábamos que lo que habíamos visto en la 3 película pasadas -sin contar el spin off- era lo mejor que nos podía ofrecer Greengrass y compañía, estábamos equivocados. Bourne volvió con todo, más viejo, más sabio, sin nada que perder y con Extreme Ways de Moby acompañándolo de fondo. Paquete completo.