La vida de Juana de Arco siempre fue atractiva para el cine. Desde los años mudos de Carl Dreyer, Georges Méliès y Cecil B. DeMille hasta Robert Bresson, Otto Preminger, Jacques Rivette y Luc Besson, entre muchos otros, las batallas y enjuiciamiento de la Doncella de Orleans fueron fuente de inspiración.
El francés Bruno Dumont insiste con las alegorías espirituales en, tal vez, la más extraña de todas las versiones sobre la campesina que, tras escuchar un mensaje divino, guió al ejército francés contra la invasión inglesa durante la Guerra de los Cien Años. El título de la película, Jeannette: la infancia de Juana de Arco, ya da pistas sobre parte de su originalidad. A Dumont no le interesa la batalla contra los ingleses y mucho menos la pasión de Juana. El cineasta francés centra la película en el llamado religioso que despierta la vocación de esta joven campesina que decidió tomar las armas.
La verdadera innovación de Jeannette está en el tono: la película comienza con una niña de ocho años cantando mientras camina por una rústica campiña. La joven se encuentra con dos chicos hambrientos, a los que les da pan, y enseguida la modernidad invade el territorio del filme cuando suena una guitarra disruptiva que provoca el zapateo desaforado de todos durante una coreografía infantil. Recién ahí, a los diez minutos de película, Dumont muestra las cartas de Jeannette, un musical que adapta la infancia de Juana de Arco a una especie de ópera rock rupturista con muchas coreos y poco baile.
El universo de Jeanette se vuelve todavía más extraño al poblarse de personajes variopintos como una vecinita que camina con piernas y brazos “en puente” cual protagonista de El exorcista, una monja amiga representada por hermanas gemelas frente a las que la joven sacude la cabeza al ritmo de heavy metal, las apariciones inspiracionales de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita suspendidos en el aire sobre un arroyo, o un disparatado tío, que tiene que ayudar a que la adolescente escape de casa, aficionado a los “dabs” y otros ritos urbanos del hip hop.
Jeannette es un moderno musical medieval en dos actos, que por momentos parece una obra de teatro infantil, pero que Dumont consigue mantener en territorio cinematográfico a fuerza de un preciosismo visual que le da un respiro al espectador entre cada una de sus irreverentes coreografías.