Jobs

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Hippie con fines de lucro

Luego de su muerte, a los cincuenta y pico, y en el mejor momento de su carrera, Steve Jobs se convirtio en un ídolo de multitudes, una especie de rockstar que había dejado este mundo. Gente que un año antes no sabía quién era, ponía su foto en el muro de Facebook o tuiteaba sus frases.
La película comienza con la presentación del iPod, con un auditorio aplaudiendo a Jobs, y festejando otro logro más de su empresa. Steve muestra una gran capacidad de oratoria, y presenta el nuevo producto de forma épica, hablando no solo de los logros técnicos y de diseño, sino de los sueños que se pueden alcanzar.
Luego la película vuelve en el tiempo, y lo vemos en sus años universitarios, como un estudiante bohemio, que andaba descalzo y a pesar de su gran capacidad intelectual parecía no poder encajar en ninguna parte, cursaba estudios muy diversos, que combinaba con experiencias de ácido y viajes a la India. Una vez abandonados sus estudios, el mercado laboral tampoco parecía tener un lugar para él, hasta que descubre que lo suyo no es trabajar para otros, sino lanzarse a poner en práctica sus propios proyectos y su ilimitada capacidad de crear. Es así como Apple nace en el garage de la casa de sus padres, con un grupo de apasionados geeks, de los que sin dudas él es el líder, no solo porque es quien tiene las ideas, sino también -como descubre por esos años- una enorme capacidad de negociar, de insertarse en el mercado, y de hacer dinero.
Con Ashton Kutcher en la piel de Jobs, lookeado para la ocasión y llevando a cabo una correcta interpretación, con algunos gestos muy logrados -como el caminar o los nervios reflejados en el movimientos de las manos-, la película recorre la vida del fundador de Apple, mostrándolo no solo como un genio -que es el modo en que obviamente lo ve la sociedad norteamericana- sino también como un tipo que tenía sus miserias, comenzando por un ego demasiado grande.
La película no escatima detalles para mostrar sus excentricidades, su obsesión por el trabajo, la falta de comprensión hacia los demás, y un perfeccionismo que finalmente quedó reflejado en sus productos. Pero sin embargo no terminamos de entender del todo el por qué de sus actitudes, y nos quedamos en la superficie, con una enorme cantidad de particularidades, sin entender del todo qué pasa dentro de ese personaje tan complejo.
Sin dudas los mejores momentos de la película son aquellos que muestran los comienzos de la empresa, donde se logra transmitir la pasión con la que trabajaron. Del mismo modo queda reflejado cómo algunos de esos sueños se fueron transformando o desapareciendo cuando la empresa se convierte en lo que finalmente llegó a ser Apple, y los días de garage quedan en el pasado.
Estamos ante un filme de una gran calidad, con muy buena fotografía, prolija por donde se la mire, y con muy buenas interpretaciones, entre las que se destacan Dermot Mulroney, interpretando a Mike Makkula, el primer inversor de Apple o podriamos decir "el primero que la vió", y Josh Gad quien interpreta a Steve Wozniak, el geek que acompaña a Jobs desde sus comienzos, para dejar la empresa cuando las cosas dejan de ser lo que eran.
La película pretende reflejar la vida de un genio sin terminar de captar su complejidad, mostrando demasiados detalles que luego quedan en la nada, de los que no terminamos de entender las razones, pero dejando muy en claro que alguien que triunfa en este mundo del modo que Jobs lo hizo, no solo tiene que tener imaginación, capacidad de soñar y una gran inteligencia sino también un enorme pragmatismo, y una gran capacidad de adaptarse a un mercado que se come vivo a más de uno. Y que detrás de las computadoras de colores y el hombre del "Think different" hubo abogados, publicistas, acciones en la bolsa, y sobre todo, gente haciendo números.