La nueva película escrita y dirigida por Carlos Sorín está enmarcada en un pueblo de Tierra del Fuego donde una pareja de treintañeros esperan que los trámites de adopción puedan por fin brindarles un hijo. Cuando se les da la oportunidad, primero se encuentran ante algo que no esperaban: un niño más grande de edad de lo que tenían pensado, unos nueve años.
Mientras las estadísticas demuestran que un porcentaje notablemente mayor no aceptaría un niño de esa edad, Diego y Cecilia aceptan y deciden darle un hogar y una familia a este niño que no tiene padres pero sí un tío preso, por lo tanto un pasado acercado a situaciones complicadas.
El film va transitando por diferentes emociones y cuestiones. Primero la incertidumbre ante la nueva familia, desde el niño pero también para ellos que de un día para el otro se convierten en padres de un nene, un nene al que además no pueden criar desde cero, sino que carga un pasado en el cual no influyeron; y además todo lo relacionado a ser padres primerizos, cómo tratarlo, cómo retarlo si hay que retarlo.
Pero después de comenzar a amoldarse y que las cosas parezcan bastante resueltas, llega el momento de anotarlo en la escuela, y la cuestión pasará por otros costados fuera de la adopción propiamente dicha.
Y ahí entra en juego la discriminación y los prejuicios, porque los otros padres no quieren que sus hijos se junten, ni compartan clase, con este “villero”, un nene que en su afán de jugar y divertirse hace mención a supuestas relaciones con la droga o la delincuencia.
El gran acierto de esta película radica quizás en el punto de vista que elige tomar, el de Cecilia (interpretada por Victoria Almeida), esta mujer que se convierte en madre y se va encontrando con situaciones mucho más complicadas de las que esperaba.
Enfrentándose a directivos de la escuela o a los otros padres, algunos más amables y otros tantos muy hostiles.
Después está ahí a su lado también Diego (Diego Gentile), su marido, que si bien siempre se muestra dispuesto no terminará de comprender y pasar por todo lo que transita ella.
Sorín retrata la temática de la maternidad de una manera simple y genuina, aunque gran parte del mérito también lo tiene Almeida con su actuación. Cecilia se encuentra en ese terreno, ese pueblo que luce frío y desolado y se le va tornando cada vez más hostil.
“Joel” es una película pequeña y simple y al mismo tiempo arriesgada a la hora de plantear una temática quizá sí tratada varias veces (la adopción) pero desde una perspectiva distinta (la adopción tardía). Y lo hace desde la perspectiva femenina, desde el personaje de la mujer ahora madre y su compromiso. A nivel técnico, estamos ante un Sorín pulido y maduro.