John Wick (2014) reunió todos los lugares comunes de las películas de acción estadounidenses: un protagonista que pela solo contra cientos de hombres, un villano extranjero que habla demasiado y lidera un grupo mafioso, frases hechas, grandes explosiones, entre otros. Tal vez sea por eso que la historia del legendario asesino que fue obligado a regresar del retiro para vengar una muerte haya funcionado tan bien en su primera entrega. Porque fue simple, directa y al grano. Tiros, lío y a otra cosa.
Quizás, por ese motivo, los productores hayan decidido utilizar la misma receta para llevar a cabo John Wick 2, la secuela dirigida por Chad Stahelski que rompe el mito de las segundas partes y crea un producto que supera ampliamente al anterior. Los encargados del proyecto no solo recurrieron a la misma historia, sino que potenciaron esos mismos clichés y apostaron a enaltecer todos los méritos de la primera entrega -gran acierto- mejorando y poniendo todo el énfasis en escenas de acción de gran calidad. El film logra al ciento por ciento su objetivo principal: entretener al espectador durante dos horas.
¿De qué va la historia de John Wick 2? Básicamente es un calco de lo que se vio en la primera entrega. En esta ocasión, que comienza inmediatamente después del final del film anterior, Wick (Keanu Reeves) se ve obligado a regresar nuevamente del retiro para cumplir con una promesa. Un favor que selló con sangre y por el cual Santino D’Antonio (Riccardo Scamarcio), jefe de la mafia italiana, buscará obtener los servicios del legendario asesino. Sí, es el mismo argumento, aunque esta vez el motivo no está tan tirado de los pelos y concuerda más con la personalidad y códigos de lo que se supone es un sicario profesional.
¿Por qué la trama no es tan burda y chata como la primera? Simplemente porque en esta oportunidad la historia se sumerge un poco más en el pasado de Wick y, además, como punto destacable y superador, muestra y resuelve los hilos que hay detrás de la organización mundial de asesinos. El Hotel Continental, el sofisticado lugar que nuclea a todos los sicarios, conforma un universo fascinante que, sin dudas, es de lo más interesante y novedoso dentro de la película.
Keanu confirma una vez más que las escenas de combate y pelea son las que mejor le sientan, es decir, aquellas en las que no tiene que hablar ni mantener un diálogo por mucho tiempo. A sus 52 años, el actor que personificó a Neo en la trilogía de The Matrix (1999 y 2003), interpreta a un hombre seco y frío que por momentos pareciera que no tuviera músculos en la cara y que hablara solo con monosílabos. No obstante, la seriedad, los trajes finos, los buenos autos -muy del estilo de Jason Statham-, sumado a un andar cansino y falta de palabra, decantan en un personaje querible y pintoresco, pero que a la vez impone respeto.
Por otro lado, Stahelski logra resolver de manera efectiva e impecable las escenas de acción, muchas de las cuales derrochan tiros y sangre en grandes cantidades. Las coreografías de pelea son perfectas, casi reales, y seguramente dejarán sin aliento a más de uno. Además, la película recrea nuevamente esos colores oscuros, densos y revueltos que se pudieron ver en la entrega anterior y, también, mantiene esa esencia de cómic negro y suburbano.
Muchas veces las secuelas tienen que luchar contras las comparaciones, y suelen salir perdiendo. Sin embargo, John Wick 2 quiebra la teoría y supera el nivel de la original a fuerza de excelentes escenas de pelea, sangre y tiros. Un cóctel perfecto para los amantes del género, muchos de los cuales habían quedado huérfanos y deambulando en búsqueda de una historia de acción simple y entretenida. Keanu aseguró que el estreno de una tercera entrega dependerá de las recepción y aceptación del público. Teniendo en cuenta las primeras impresiones, los fanáticos de Wick ya la deben estar esperando.