Retrato de vida
El director Martín Shanly explora las vicisitudes de la transición entre la infancia y la adolescencia con una película que representa toda una vida en sí misma.
El ámbito de los colegios privados bilingües no es de los más frecuentados en el cine nacional y hacia allí pretende dirigirse el director Martín Shanly con Juana a los 12, una historia que corre el riesgo de pasar desapercibida con la gran cantidad de estrenos "liberados" esta semana.
De hecho, el film pasó casi desapercibido en el Festival de Cinema d´Autor de Barcelona aunque por fortuna el jurado se topó con ella y le otorgó el Premio Talents.
La historia se centra en Juana, una nena de 12 años que pasa sus días en un colegio inglés tradicional del conurbano. Ella transita una edad en la que la incertidumbre lo es todo, y la realidad se presenta confusa e incómoda.
En su transcurrir diario Juana observa, con una aparente indiferencia, la preocupación de sus maestras por su bajo rendimiento académico como su madre comienza a buscar ayuda externa en psicólogos y maestros particulares.
Sin embargo, la misión más dura a la que se enfrentará Juana es la de intentar encajar en un hábitat que no es el propio.
La cámara de Shanly consigue apuntarse unos cuantos tantos a la hora de retratar a su hermana, la actriz Rosario Shanly y su interacción con Patricia (María Passo) su mamá en la ficción y la realidad, con un juego continuo entre la entrada y la salida de la ficción que le hace mucho bien al producto final.
Asimismo, las escenas filmadas dentro del colegio en pleno funcionamiento, le otorgan un nivel de realismo asombroso, que no hacen sino colaborar con la historia de Juana, que en su devenir muestra todas las facetas de una persona de carne y hueso: no es ni una heroína ni una villana, es una criatura que está transitando un etapa de vida complicada y busca aprender a reaccionar ante diferentes estímulos como son la amistad, el egoísmo y el autodescubrimiento.
"Al mismo tiempo había algo en la edad de mi hermana, alumna actual del colegio y protagonista de la película, que tenía la urgencia de registrar, ese momento de transformación donde abunda la incertidumbre común a todo rito de transición. Ahondar en los conflictos que surgen creciendo en ambientes que niegan por com pleto el mundo que existe tras sus paredes", explicó el director en cuanto a la realización.
El plano técnico es quizá el punto más flojo ya que, debido a las limitaciones presupuestarias, Shanly debió rodarla en una relación de pantalla que la hace más óptima para un televisor (el plano es cuadrado literalmente) que para una sala de cine pero eso pasa a un plano secundario ante la necesidad que crea el autor de continuar viendo cómo se desarrolla la historia minuto a minuto.
De esta manera, se presenta un film que busca en todo momento explorar las emociones del espectador, ya se la lástima que le puede dar no poder ingresar al mundo de Juana ayudarla, a aconsejarla, como también todo un abanico de reacciones ante las acciones de la niña. Sorprendente y recomendable.