Tras su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde estuvo programado en la Competencia Argentina, el nuevo filme de Matías Szulanski ("Pendeja, payaso y gorda", "Astrogauchos") llega hoy a las salas comerciales del país para relatar la historia de una joven más que particular que deambula por las calles de Villa Crespo.
En "Juana Banana", Szulanski relata la rutina de Juana, su personaje principal, quien transita diferentes situaciones: asiste a castings, recibe devoluciones del libro en el cual trabaja hace tiempo sin éxito, mantiene una relación más que rara con su actual pareja. Su día a día y lo que le sucede cuando debe mudarse a la casa de una amiga, es retratado por el director de forma tan personal -de acuerdo a sus propios dichos- que lo que sucede en el filme se convierte en algo trivial para el público. La construcción exacerbada del personaje central y el desenlace de la película no contienen ningún elemento que logre sostener el interés por parte del espectador.
Juana recorre ciertos estadios emocionales pero parece no darles entidad; la afectación que transita no es creíble. Si bien es cierto que muchas personas parecen vivir en otro plano y la historia podría pensarse como un ejemplo de ello, lo cierto es que cinematográficamente esta producción no tiene ese enfoque, no le interesa reflexionar sobre ello, sino retratar lo que le pasa a esta chica en un momento determinado de su vida.
TROPIEZO
Desde lo técnico, el director tomó decisiones más que arriesgadas. El desestructurado uso de cámara y gran parte de los planos no están bien ejecutados, mientras que el argumento resulta intrascendente. La película es un fallido relato sobre los problemas cotidianos de una joven que ríe y llora al ritmo de su cambio de humor constante.
Szulanski estrena una película que, sin duda, es un tropiezo en su filmografía y que captará la atención de algunos y el hastío de otros.
Calificación: Mala