La argentina Nadina Marquisio y la colombiana Laura Martínez Duque presentan Juntas, un documental con tintes poéticos sobre la primera pareja de mujeres en contraer matrimonio en Latinoamérica.
La película cuenta la historia de Norma Castillo y Ramona “Cachita” Arévalo, quienes se convirtieron en la primera pareja de mujeres en contraer matrimonio en América Latina. Aunque una es oriunda de Uruguay y la otra de Argentina, se conocieron (e iniciaron su romance) a fines de los ochenta en Pivijay, uno de los municipios de Colombia. Luego de permanecer por varios años en aquellas tierras, viajaron a la Argentina. A sus 68 años, en el año 2011, lograron formalizar su amor mediante la Ley de Matrimonio Igualitario.
Juntas pasa de ser un simple documental a convertirse en una especie de road movie. Nadina Marquisio y Laura Martínez Duque llevan nuevamente a Norma y “Cachita” a la costa del Caribe. Tras largos recorridos en rutas y diversas caminatas, esta pareja de sexagenarias revive, una vez más, todos aquellos recuerdos que vivieron hace ya más de tres décadas, pero que permanecen intactos en su memoria.
Juntas se aleja de los tópicos que hay dentro del género documental. No está hecho con una finalidad informativa ni pedagógica, las cineastas simplemente se enfocan en mostrar una historia de amor. Lo único que mantienen de este género, es la utilización de la voz en off. Las protagonistas cuentan su historia, en general, mediante este recurso, aunque los relatos se expresan de una forma casi poética.
La historia tampoco se inclina por el tinte político, pese a que las protagonistas son referentes de la lucha a favor del matrimonio igualitario. Este es un costado que no debería obviarse, ya que la lucha por la conquista de este derecho es meramente política. No se puede pasar por alto que el activismo LGTBI que surgió en Argentina fue clave para el impulso de la conquista de derechos de esta comunidad en otros países de la región.
La trama de Juntas no tiene un hilo conductor concreto. Pese a ser un documental, las directoras simplemente se dedican a mostrar de una forma casi poética la relación de las protagonistas. El aspecto político es dejado prácticamente de lado, pese a su importancia. La historia por momentos pierde su rumbo, y ni el diálogo ni la fotografía son aprovechados para aportar más a la historia.