Harry y Sally ya son abuelos
Oren Little (Michael Douglas) es un agente inmobiliario a punto de jubilarse, vive en un complejo del cual es dueño, y detesta convivir con sus vecinos, tanto como sus vecinos lo detestan a él. Oren pone mucha voluntad en ser grosero y desagradable con todo el mundo, y siempre tiene algún comentario irritante para molestar a los demás.
Como suele pasar en estas comedias románticas, todo cambia de golpe en la vida de Oren cuando su hijo aparece luego de varios años de ausencia para pedirle que cuide a su hija durante unos meses, una nieta cuya existencia Oren desconocía, y así sin más la pequeña queda en la puerta de su casa.
Mientras Oren no termina de reaccionar, su adorable vecina Leah (Diane Keaton) sale a hacerse cargo de la situación y de la confundida niña.
El abuelazgo forzoso, y otros varios episodios, van cambiando la realidad y lentamente la personalidad de osco abuelo, al mismo tiempo que este comienza una relación con Leah.
Por su puesto que la historia es una comedia romántica de fórmula, de esas que siempre funcionan, pero son sus dos extraordinarios protagonistas quienes logran que se destaque de otras propuestas similares.
La película tiene muchísimo humor, y por suerte una gran cuota de acidez y cinismo aportada por Michael Douglas; pero lamentablemente también tiene varios momentos semi-dramáticos y dulzones, que por suerte pasan lo suficientemente rápido como para volver al humor.
Siguiendo en la misma linea de "Cuando Harry conocio a Sally", Rob Reiner trae nuevamente una historia de personajes totalmente opuestos que finalmente construyen una interesante relación, donde a pesar de los momentos romanticones, abundan diálogos que vale la pena disfrutar, especialmente los de Douglas con Frances Sternhagen, quien interpreta a una cínica secretaria que no teme decir lo que piensa.