El viaje interior
La noruega Kon-Tiki es la tercera película de la dupla conformada por Joachim Rønning y Espen Sandberg, dos versátiles directores que hasta ahora no se han repetido en ninguno de sus productos, y esta vez apuestan por una película más imponente desde la puesta en escena, pero más intimista desde lo narrativo.
El film narra la expedición liderada por el explorador Thor Heyerdahl, quien en 1947 intentó probar que los indígenas sudamericanos fueron capaces de establecerse en la Polinesia cruzando el Océano Pacífico en balsas, saliendo desde las costas de Perú 1500 antes que la expedición de Colón, contrario a las creencias que incluso hasta hoy persisten. Con esa premisa, y sin salirse casi nunca de ella, Rønning y Sandberg filman con una belleza asombrosa el viaje de Heyerdahl, pero a su vez lo describen como el hombre egocéntrico y decidido que fue en su momento, dedicándole momentos en los que el actor Pål Sverre Valheim Hagen se luce con los silencios y las miradas. Lo curioso es que en la realidad el explorador le tenía fobia al agua, y en la película eso está plasmado desde recursos muy sutiles, sin caer en obviedades.
Se puede decir que la trama es bastante llana, y que los diálogos no están muy trabajados. Incluso algunas situaciones son bastante forzadas para dar vida al guión y diferenciarse del multipremiado documental del mismo título, que en 1951 incluso ganó el Oscar. Y precisamente lo que se destaca de esta ficción es como los directores hacen énfasis en la naturaleza que acompañó a Heyerdahl y sus cinco particulares acompañantes, construyendo además escenas maravillosas como un memorable travelling falso que empieza desde el grupo recostado en la superficie de la balsa y termina en la estratósfera, filmando el sol saliente sobre la silueta del planeta. Recursos no les faltan, y el aprovechamiento está a la altura para brindar una experiencia cinematográfica disfrutable desde lo visual y lo histórico.