Una parte de la sociedad y los medios (el huevo y la gallina) nos demuestran a diario lo que pueden hacerle a un ser humano si lo desean: no se busca que se pruebe inocencia, lo que debe probarse es que no se es culpable. El desafío que nos plantea “Jugten” (The Hunt) es interpretar el sentido de la justicia que constituye una sociedad, el apego a las leyes y como la “mentalidad de masa” la quiebra. Mads Mikkelsen (ganador en Cannes por esta actuación) es un maestro acusado por una alumna de 6 años de edad de haberla abusado, Vinterberg -que ya habló sobre abuso de menores en su obra maestra dogma “Festen” (The Celebration) nos pone en conocimiento desde el minuto inicial que la única victima en la historia es el decente docente -el ciervo apuntado- y a partir de ese momento con un ritmo fúnebre y entre susurros y eufemismos nos muestra como el puritanismo de una comunidad escandinava ostensiblemente progresista procede a condenarlo públicamente. Con pulso maestro el director esclarece los problemas psicológicos de la niña en una escena tan breve como poderosa. El viejo concepto de culpabilidad por pasividad pone de manifiesto la naturaleza enferma en la tendencia de la opinión pública a saltar a conclusiones apresuradas. Si en una sociedad alguien tira una piedra, la tiramos todos. La coda del film exhibe que el daño está hecho y la cacería continuará de por vida.