“Pienso que la razón por la que estas películas empezaron a surgir tiene que ver con que nos dimos cuenta, por primera vez desde el 11-9, de que somos mortales. Vimos nuestra debilidad, vimos que no pudimos agarrar a Bin Laden, que no pudimos hacer nada. Entonces este tipo de cosas te hacen pensar que esta mierda realmente podría pasar, que realmente podemos caernos en pedazos”.
Esta cita pertenece Allen Hughes, co-director de El libro de los secretos, cuando el periodista Sebastián Tabany le preguntó por la moda de films postapocalípticos, entre los que se destaca La carretera.
Antes de ser una película, fue y sigue siendo la novela de Cormac McCarthy que ganó el Pulitzer en 2007. No es la primera vez que la obra de McCarthy es llevada a la pantalla grande. Espíritu salvaje fue dirigida por Billy Bob Thorton y protagonizada por Matt Damon y Penélope Cruz. Más recientemente, Sin lugar para los débiles (basada en No es país para viejos), a cargo de los hermanos Coen, ganó toda clase de premios, incluyendo el Oscar.
Si bien formó parte de la Competencia Oficial en Venecia y en Toronto, La carretera hubiera merecido mejor suerte en la entrega de premios de la Academia, ya que ni siquiera fue nominada en ningún rubro.
En La carretera, el mundo ha cambiado. Una guerra indeterminada lo convirtió en un cementerio de polvo, frío, horror y desolación. Un hombre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee) recorren los Estados Unidos rumbo al mar. En el trayecto deberán recolectar comida, abrigo, y escapar de otros sobrevivientes, muchos de ellos devenidos en salvajes caníbales.
La película es, primero que todo, un drama. Un drama acerca de un padre y un hijo tratando de salir adelante en un mundo infestado de adversidades. Incluso el contexto podría haber sido otro que la esencia de la historia no cambiaría. Por supuesto, hay momentos de tensión extrema cuando los protagonistas se topan con los otros poco amigables sobrevivientes.
Viggo Mortensen tiene uno de los papeles de su carrera. Su personaje es una especie de guerrero estoico, un luchador que sigue adelante para proteger a su primogénito. Como pasaba luego de ver a Denzel Washington en la mencionada El libro..., es posible pensar que Viggo hubiera sido (o podría ser) el Robert Neville definitivo en alguna adaptación de Soy leyenda. El resto de elenco no desentona. Robert Duvall, Charlize Theron y Guy Pierce aparecen durante muy pocos minutos, pero sus actuaciones son vitales y contundentes. La revelación: Kodi Smit-McPhee. Un pequeño actor con un futuro interesante, ya que pronto lo veremos en la versión estadounidense de Criatura de la noche, aquel excelente film sueco estrenado el año pasado.
Ni el guionista John Penhall ni el director australiano John Hillcoat traicionan el material de McCarthy, ya que la película parece el libro filmado. Incluso aquí tampoco se explica por qué sucedió lo que sucedió. Hillcoat también cuenta la historia sin estridencias, poniendo énfasis en el padre y el hijo, en el mencionado drama. Es verdad que un director como Michael Bay la hubiera filmado fiel a su estilo, plagado de acción y explosiones. También es verdad que el Steven Spielberg de La guerra de los mundos o el Alfonso Cuarón de Niños del hombre hubieran hecho, con ese mismo material, una de las mejores películas de todos los tiempos. Con esta afirmación no se pretende desmerecer el trabajo de Hillcoat (de hecho, su desempeño detrás de cámara acaba de ser elogiado). Sin embargo, el uso de música incidental —a cargo de Nick Cave—, y de flashbacks y de voz en off, restan a la hora de plasmar la desolación absoluta. ¿Un comentario caprichoso por parte de un servidor? Es posible.
Lo cierto que, aún en medio de un Mundial, La Carretera merece ser vista. De paso, sirve para pensar en cómo este mundo podrido puede hundirse más y más si no hacemos algo al respecto.