James Wan no inventó nada en el cine de terror pero es cierto que le brindó al género unas películas interesantes dignas de convertirse en clásicos, como El Conjuro principalmente. A partir de algunos clichés y lugares comunes (espíritus, familia con problemas económicos, una enorme casa vieja) logró convertirse en uno de los cineastas contemporáneos más exitosos del terror.
De “La casa del demonio” se podía esperar algo bueno. La premisa sin duda podría salir de una película de Wan. Pero si bien es producida por él, esta película no tiene mucho más que su nombre y a la larga es una mala copia de su cine (y algunas otras películas más).
Primero y principal, la idea de dividir la película en dos tramas, la de la historia de terror en sí y la de la investigación policial, podría funcionar si no fuera porque una de ellas (la policial, protagonizada por Frank Grillo y Maria Bello) carece de interés y termina provocando lo más cercano al tedio. Además, el montaje que salta entre trama y trama carece de inspiración, sin que así las vueltas de tuerca generen algo más.
Una casa en la cual hubo un homicidio hace más de 20 años y un grupo de cinco jóvenes que deciden convocar espíritus en ese lugar (y documentar, porque para el colmo la película abusa un poco aunque por suerte no llega a pertenecer a ese subgénero, del found footage) son los elementos principales en los que recae esta película de terror con pocos sustos y unos efectos especiales pobres.
La actuación del protagonista, Dustin Milligan en la piel de John, quien los lleva a esa casa en busca de solucionar algo en su inconsciente que le genera pesadillas de manera recurrente sobre su madre, deja mucho que desear. Grillo y Bello, en cambio, están bien pero no tienen mucho mejor material en sus manos con el que trabajar.
“La casa del demonio” es una película de terror regular y poco inspirada, una especie de copia de una copia, y pasará desapercibida entre la incontable cantidad de estrenos que tiene este género al año. No importa que su final indique la posibilidad de una secuela en el futuro, aunque uno nunca sabe con esta actual necesidad de continuaciones o remakes constantes.