La chica Danesa, la nueva película del director ganador del Oscar cuenta la historia de la que se conoce como la primera operación de cambio de sexo en la historia.
Gerda y Einar Wegener son un matrimonio de artistas pintores que se aman y entienden. Pero Einar no se siente completo, hasta que, posando para su mujer con prendas femeninas, algo despierta en él. Gerda es ante todo una mujer abierta y comprensiva, y le sigue el juego, incitándolo incluso a que aparezca en público como Lili. El problema es cuando teme perder el lugar que tiene, que sea reemplazado por alguien más, y siente que su mundo comienza a desmoronarse.
La chica Danesa, que dirige Tom Hooper (ganador del Oscar por The King’s Speech) y escribe Lucinda Coxon basada muy libremente en la novela de David Ebershoff tiene muchas aristas que la convertirían en un film interesante y arriesgado. No obstante, Hooper apuesta a lo más seguro, a lo más clásico, y el resultado es una película apenas correcta que ni siquiera logra retratar la complejidad del tema en cuestión.
Alicia Vikander en el papel de Gerda está fantástica, y es ella quien lleva la película, no es una actriz de reparto como los Oscars nos quieren hacer creer, al menos no en este caso. Su personaje es quien transita los cambios de un modo mucho más emocional que el de Einar/Lili, cuyo cambio es perceptible más desde lo físico. Porque en Einar conviven dos personas que luchan por prevalecer una sobre la otra. Eddie Redmayne, actor que también lleva un Oscar en su haber por interpretar a Stephen Hawkins, tiene el no fácil cometido de interpretar a este personaje tan ambiguo pero no logra aportarle toda la dimensión necesaria.
Los personajes secundarios tampoco terminan de aportar demasiado, en especial Amber Heard, la amiga, la confidente, quien acepta inmediatamente y de manera divertida a Lili sin dudar. Y es que uno de los aspectos que le restan profundidad a La chica Danesa es justamente este, Einar/Lili nunca se ve muy rechazado o cuestionado cuando en su época no se conocían muchos como él, y siempre lo desconocido suele ser raro al principio.
El diseño de vestuario es uno de los puntos a favor, no sólo porque efectivamente los personajes logran hablar a través de lo que llevan puesto, sino incluso por el juego de seducción, sutil, que se crea muchas veces de su mano.
A la larga, La chica Danesa es una película apenas correcta, con algunas buenas interpretaciones, pero a la que le falta profundidad y arriesgarse. Por apostar a lo seguro termina cayendo en otra película más sobre un matrimonio que decide superar cada adversidad de la mano del otro.