Cuando fui a ver esta película, sabía que corría el riesgo, el gran riesgo de que no me gustase. Primero, porque aunque no parezca y no me convenza de aquello, creo que cumplo los requisitos de un típico estereotipo de estudiante de cine, de aquellos que en el momento de ver una película comercial sabe de entrada que no le va a gustar.
Segundo, porque la directora de La Chica de la Capa Roja, Catherine Hardwicke, se hizo conocida por la famosa y taquillera película Crepúsculo (Twilight ,2008); o sea, ya sabía por donde más o menos iba el sentido de este estreno. Y tercero, aunque ya lo dije antes, sé que es una película con fin comercial que pocas veces, contadas veces, podría llegar a convertirse en clásico. Aun así, fui con la esperanza de que algo me sorprenda, y poder decir que algo aprendí de ver este film, pero tengo que decir que para estas fechas me quedo con el Bafici o alguna película de cineclub del barrio.
Pero no todo es malo. Si yo fuera seguidora del género fantástico gótico romántico adolescente, estaría feliz, pues hace alegoría al amor juvenil, al juego de seducción y al encuentro y lucha del primer amor. Esta adaptación del cuento mundialmente conocido “Caperucita Roja”, trata de darle la vuelta de página, tratando de darle una sensación misteriosa y suspensiva al respecto, dejando de lado el aspecto infantil y convirtiendo la trama en un amor adolescente y peligroso.
Y aunque está ambientada en un recóndito pueblo, donde todo está seco, donde siempre parece que hubiera invierno, donde todos los aldeanos son humildes y a pesar de su humildad las chicas llevan trajes sacados de las princesas de cuentos medievales, la belleza juega un papel importante, donde lo real y lo romántico se conjugan con un sentido de la moda actual, y un aura de música romántica pop. Todos absolutamente todos los personajes en este film son lindos físicamente, hasta el personaje que me sorprendió, por su aparición es “este” film -Gary Oldman- sale peinado y bien vestido y hasta algo atractivo (claro que Gary Oldman para mi ya no se lo puede catalogar ni feo ni bello es simplemente Gary Oldman). Es sorprendente la belleza física del reparto, inclusive los aldeanos de mayor edad, puesto que las abuelas no se quedan atrás. La directora se la jugó por combinar rasgos irreales en su película, la belleza de todos sus personajes, una luna roja que aparece en los momentos de acción, la ambientación con música moderna dentro del relato medieval, y un trato actual en las relaciones interpersonales de los actuantes. Hacen que para un seguidor de Crepúsculo, no quede “creo” defraudado.
Buena dirección artística, aunque algo irreal para la época planteada, pero llena de colores contrastantes, que iluminan y difieren con el entorno de un pueblo triste y olvidado, los vestuarios pertenecientes dignos de un diseñador actual, que acompañaban e igualaban la belleza de los personajes. Y una infinidad de detalles en las pequeñas casas de la aldea hacen que se vea un trabajo arduo y de gran presupuesto en ello.
Aunque no solo nos podemos dejar llevar por la belleza en pantalla, hablando mas argumentativamente y citando lo arriba escrito, esta historia de amor digna predecesora de Crepúsculo, saca a relucir lados románticos adolescentes, no digo que el amor de adolescentes sea cursi, pero esta película así lo plantea. Tengo que admitir que a ratos cuando en pantalla salían los dos enamorados, echando al aire su parafernalia romanticona tuve que taparme la boca para que nadie se dé cuenta de mi risa burlona, o un noooo (esto ya es demasiado) en medio de la sala, menos mal, existe un poco de prudencia en mi, y no le arruiné la película a nadie, que a la mitad ya me tenía un poco aburrida tanto galanteo obvio.